A bordo de Vida Records arriba Artur Viñas a un puerto prometedor, léase el circuito profesional y la atención mediática. Lo hace tempranamente –tan solo tiene 21 años–, con una gran tripulación y una mercancía preciosa bajo el brazo, su primer álbum,
“Contes de les quatre estacions”. Afortunadamente, cada vez se habla menos de la pandemia y aquel estupendo EP publicado en 2020 con el título de “Les coses que no et diré mai” parece cosa lejana. En especial, canciones como “Pixapins”, aunque temas como “Nouvelle Vague” todavía irradien sus efectos benéficos. En todo este tiempo, Viñas ha tenido tiempo casi de acabar su grado de Física y de salir del dormitorio, ese lugar donde casi todo empieza, para transformar su proyecto en banda.
El título de “Contes de les quatre estacions” coincide con el ciclo de películas escritas y dirigidas por Éric Rohmer. Sus protagonistas, como siempre en el cine del francés, reflexionan agudamente sobre los vaivenes de sus sentimientos. Viñas indaga en este tipo de experiencias, habla del crecimiento personal, de la confusión, también de la liberación, que conlleva una ruptura, o del paso a la edad adulta, de la sensación de dependencia hacia los demás, pero también del asombro ante la realidad. Sus observaciones son poéticas pero minuciosas, con un grado de concreción elevado, huyendo de la abstracción. Las composiciones son de una pureza y madurez asombrosas, y transcurren con la misma naturalidad estacional donde tenuemente se encuadran. Viñas las canta con un tono mohíno pero asertivo, dulce pero quirúrgico.
La extática
“Somni d’una nit d’estiu” –de nuevo el cine y la literatura–, la existencial
“Conte de tardor”, la melancolía irresistible de
“Les coses que no m’agraden de tu”, la muy grata
“Conte d’hivern”, con sus tres estaciones sucesivas, o la lúcida
“No vull que t’oblidis mai de mi”… grandes canciones, inteligentemente arregladas junto a Biel Colomer (Massaviu), que emocionan y te acercan a la vida con un agridulce hilo musical que Viñas sabe sintonizar de forma introspectiva, sin aparente esfuerzo, sobrado de talento y autocontrol.
“Contes de les quatre estacions” es un sitio donde perderse, reflexionar y permanecer, nada de usar y tirar. Recuerda a Bach, a Debussy, a Badalamenti, a Joy Division, a Nick Drake, a Real Estate, a Felt, a El Petit de Cal Eril. Clasificarlo de música “indie” puede ser hacer el indio –que no viene mal de vez en cuando–, pero llamarla “canción de autor” no sería más que un pleonasmo. Es, sencillamente,
Socunbohemio, escritor independiente en plena búsqueda, genial y prometedor. Esperemos que no se estropee, Einstein mediante. ∎