Álbum

Teenage Fanclub

Endless ArcadePeMa-Merge-Music As Usual, 2021

Solo desde el idilio con la melodía se entiende que la sensible baja de Gerard Love no haya dejado cicatriz en Teenage Fanclub. “Endless Arcade” es el primer disco de los escoceses sin uno de los tres compositores al frente de la fábrica de hits desde la que inventaron el grunge a siete mil kilómetros de Seattle, en la recta final de los ochenta. El particular triunvirato del grupo garantizaba discos casi redondos con una sencilla fórmula de tres dianas por cabeza. Aquí, Norman Blake y Raymond McGinley doblan esfuerzos. Se reparten mano a mano un disco contra los elementos: el adiós del bajista en un momento de dinámica ascendente del grupo tras un discreto “Shadows” (2010) y un “Here” (2016) con el que se colaron por primera vez en una década dentro del top diez británico, la ruptura sentimental de un Blake de vuelta a Escocia tras más de diez años en Canadá, y un doble aplazamiento por la pandemia.

Si Teenage Fanclub sobrevive al adiós de la firma detrás de “Sparky’s Dream”, “Ain't That Enough” o “Hang On”, es por el innato don por el pop detallista y melancólico y los juegos vocales del dúo Blake-McGinley. En los momentos Blake, marcados por los desafíos emocionales, transcurren todos los estadios de la ruptura. Suyas son “Home”, con su mirada a “The Concept” (1991) y sus siete minutos rematados con el solo final de McGinley, “Back In The Day” o “The Sun Won’t Shine On Me”, casi más cercana que nunca a los primeros de esa BBB (Byrds, Big Star, Beach Boys) de cabecera. Lo de McGinley es algo más metafísico: la sala de juegos infinita que es la vida (“Endless Arcade)” o la esencia del momento (“Everything Is Falling Apart”).

Aunque ambos han envejecido con remarcable dignidad –quede claro de antemano–, hay dos formas de encarar esto de la madurez: desde la furia atronadora de J Macis y su inalterable tormenta eléctrica, o desde el sosiego del pop clasicista de los otrora gran esperanza ruidista, entonces melenudos y risueños. En los de Glasgow todo ha alcanzado un aire próximo, natural y cotidiano. Como una reunión de viejos conocidos. Dave McGowan toma el bajo de Love y Euros Childs, emblema del pop galés (Gorky’s Zygotic Mynci), se sienta en los teclados. Los dos formaron Jonny junto a Norman Blake en 2011. Es casi como hablar de artesanía pop. No en vano lo del “pure perfect pop” salió de Escocia. ∎

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