The Blaze

Los gabachos se lo han montado que da gusto los últimos veinte años. Jefes como fueron de la canción protesta y del cantautoreo en Europa, parecían haberse quedado cojos de una novedosa representación particular en el panorama internacional. Pero llegaron los noventa; samples, filtros, phasers, sidechain, básicamente el house entra hasta la cocina y los nietos de Mayo del 68 deciden unir esa nueva corriente con ritmos funk y ¡disco! El mélange da como resultado la aparición del french house.

Daft Punk, Cassius, Justice, luego Breakbot hasta llegar a su versión más actual: The Blaze. Jonathan y Guillaume Alric, la pareja de primos parisinos que dejó a todos boquiabiertos en 2017 con “VIRILE” y “TERRITORY”, dos temas marcados por sus beats trap acompasados en esa andrógina voz de ultratumba electrónica y sus videoclips de árabes bailando poética y homoeroticamente. “DANCEHALL” (2018) confirmó las sospechas de una calidad introvertida, melancólica; un velo de electro-house para perderse en la meditación de lo íntimo.

Y ahora sale “JUNGLE”, la nueva entrega de esta conmovedora visión musical con sello propio que viene marcada por cuatro años de ininterrumpido movimiento del dúo alrededor del mundo. Y parece que haberse enfrentado cara a cara con la vibración del público ha hecho mella en ellos.

El sonido de esta nueva entrega está mucho más cargado de pop y da más fuerza al ritmo. En general, se experimenta una mayor vivacidad y alegría, como si los Alric hubieran descubierto que les merece la pena hacer bailar al público hacia fuera en vez de hacia adentro, como venían haciendo sus producciones hasta la fecha. No por ello sus letras son menos íntimas. Es más, abandonando su característica voz manipulada hacia el eco grave, en este álbum nos topamos con una dicción aguda, mucho más comprensible y cantable que en sus anteriores temas. Todo ello para buscar un mayor hermanamiento, la comunión en torno a su música.

En cuanto a los temas, “DREAMER” parece alzarse ya como indiscutible nuevo himno de la banda. Una copla llena de variaciones y originalidad que podrían ser tres temas en uno. La canción viene acompañada, además, por un videoclip que ya es firma inequívoca de The Blaze, quienes tienen muy integrado el relato migrante en su construcción. “MADLY”, por su parte, busca dejarse querer en su inicio con un primer alegato hondo que remata en un clímax extático, marca del disco en su totalidad (a mí, personalmente, me suena un poco a “La Macarena”, ya me diréis). Pero si el baile con drop no es suficiente para el paladar, “HAZE” o “EYES” –más cargadas de sosiego y, ahora sí, con esa profunda voz habitual– dan opción a regalarse con la letra y su onírico contenido, tipo poema de Walt Whitman o, ya que hablamos de un grupo francés, de Paul Éluard.

En definitiva, una buena pieza. Más de baile que de meditación. Un ejercicio que retumbará en clubes y playas a lo largo del verano, además de en dos de nuestros principales festivales: Bilbao BBK Live y Cala Mijas. Oportunidad dorada para comprobar si el trasfondo dancefloor, más caluroso y fraternal, de este nuevo álbum se filtra realmente a los movimientos del público. ∎