¿El mejor disco de los Stones? Es su última obra maestra de una ristra y un disco clave del canon. ¿Su “Blonde On Blonde”? ¿Su “White Album”? Añadan como mínimo “The Basement Tapes”, las drogas del gurú Maharishi, el botellero de “Bajo el volcán” y unos vientos bien puestos. Aunque desde el primer navajazo de Telecaster y ese
“Oh yeah” de
“Rocks Off” hasta el coro final de
“Soul Survivor”, “Exile…” se diferencia de los otros dos en que no pretende trascender el género: se pasa de la raya.
Y si ya invita a lo superlativo y la nueva masterización es de las que se nota, cuidado con el CD extra. Pesa más que cualquier novedad concienzuda. Tiene el bulto de las joyas del grupo y es de lo más fresco que han hecho desde entonces. Completo en detalles, con unos músicos que parecen poder rodar indefinidamente y con temas tan grandotes que es increíble que fueran descartes, confirma que aunque Jagger no comprendiera “Exile…” lo interpretó de maravilla, y añade diez piezas al cesto.
Lo tiene todo: la lascivia de
“Pass The Wine (Sophia Loren)” –un tema que se cuece con el chup-chup marca de la casa–; singles:
“Plundered My Soul” –¡un clásico instantáneo en 2010 de 1972!–o
“So Divine (Aladdin Story)”, con estribillo exultante; blues de viscosidad ramera en
“I’m Not Signifying”,
torch gospel para todos sus públicos con
“Following The River”, una especie de honky tonk con toques de “Tumbling Dice” en
“Good Time Women”, dos tomas alternativas que cuelan por buenas (
“Loving Cup” y “Soul Survivor” cantada por Richards),
riffs con pedigrí y amplitud de sonido… ¿Qué hacía todo esto escondido? A ver si el documental
“Stones In Exile” (Stephen Kijak, 2010) aclara algo. ∎