En 2025, la banda suiza The Young Gods celebran un cumpleaños histórico: 40 años de trayectoria. Por si alguien necesita que se le recuerde: el nombre del grupo se inspiró en “Young God”, el segundo EP de la banda estadounidense Swans, grabado, precisamente, en los estudios Platinum de la ciudad suiza de Zúrich. Posteriormente, Michael Gira creó su propio sello discográfico, bautizado también Young God Records, así que hay relación, de inicio, entre los americanos y los europeos. Y su primer álbum, “The Young Gods” (1987), fue producido por el también suizo Roli Mosimann, productor y batería de Swans en sus dos primeros álbumes y el citado segundo EP (no así en el primero).
Sin embargo, The Young Gods, pese a ser respetados en ciertos círculos –artistas como David Bowie, Mike Patton o Trent Reznor les han rendido homenaje–, no han logrado alcanzar la categoría de leyendas que sí define a Swans, pese a que los suizos han dejado para la posteridad algún que otro clásico digno de admiración. En formato trío, han sido considerados la mejor banda de rock que prescindía (en muchas ocasiones) de guitarras: gran parte de su obra se basa en la batería y en el uso de samplers que reproducen con engañoso realismo todo tipo de instrumentos, mientras que Franz Treichler, su único miembro inamovible, siempre ha cantado a su manera, a veces áspera, a veces sorprendentemente tranquila.
Tres años después de su álbum anterior, “The Young Gods Play Terry Riley In C” (2022), en el que interpretaban en clave de rock la emblemática obra del compositor minimalista estadounidense, aparece “Appear Disappear”, su decimocuarto álbum, contando directos. El tema de apertura, que da título al disco, nos sitúa en su característico sonido industrial inicial, el de los años ochenta, y le siguen las percusiones de inspiración aparentemente tribal con que se abre “Systemized”. “Intertidal” parece una versión lenta de “Tear Up The Red Sky” de “Data Mirage Tangram” (2019). “Blue Me Away” (homenaje a la difunta esposa de Franz Treichler, Heleen, fallecida en 2023) es una melódica canción de rock entre arrebatos explosivos.
A lo largo de todo “Appear Disappear” nos encontramos con un regreso en toda regla a sus raíces –las que sirvieron de punto de partida (junto a Ministry) para los Nine Inch Nails de Trent Reznor, con resultados comercialmente mucho más exitosos–, pero aunque este último álbum demuestre que su incisivo vigor no se ha visto mermado por el paso del tiempo, también es cierto que no estamos ante una obra memorable, de la que se recuerden canciones excitantes. Después de varias escuchas se siente que nos encontramos ante un disco bien construido, elaborado con oficio, pero que no atrapa con la intensidad con que lo hacía en sus inicios. El único momento en que se percibe esa energía es en “Mes yeux de tous”, una pieza para pista de club industrial cantada en francés, igual que el más enorme de sus clásicos –“Longue route”, incluido en su segundo álbum, “L’eau rouge” (1989)–, aunque muy lejana de su ferocidad. Particularmente, me quedo con el citado “L’eau rouge” o con sus trabajos más experimentales –e interesantes– de los suizos. Léase “The Young Gods Play Kurt Weill” (1991), “Music For Artificial Clouds” (2004) o el también citado “The Young Gods Play Terry Riley In C” (2022). ∎