Baladas, medias baladas, indie pop, pop de cámara, soul-pop, algo de experimentación, algo de funk sin pasarse, música introspectiva sobre las relaciones y las necesidades afectivas, melancolía de
crooner, melodías cristalinas que envuelven reclamaciones amorosas con o sin rencor... Elegantes pero severos, con leves matices y pequeñas aportaciones,
Tindersticks no han variado mucho en relación a lo que emprendieron hace casi tres décadas, pese a que uno de los constructores esenciales de su sonido, Dickon Hinchliffe (bien sustituido desde hace años por Dan McKinna), ya no está en el grupo.
“No Treasure But Hope” contiene delicadas canciones de amor como
“Pinky In The Daylight”, en la que la sección de cuerdas habitual convive con un buzuki; la luminosa
“Take Care In Your Dreams”; la urgencia en la forma de cantar de Staples en
“See My Girls”, aderezada por una guitarra eléctrica un poco más agitada de lo habitual en ellos; el sentimiento confesional y generacional que desgrana Staples en
“The Old Mans Gait”, musitada al final sobre el sonido siempre evocador del oleaje en la playa; el tono más juguetón de
“Tough Love”, y sentidas baladas al piano como
“For The Beauty” y la que da título al disco. Tesoros y esperanzas. La belleza siempre frágil, los sueños que deben ser cuidados y las fotos musicales de una vida. Sin rupturas, cierto, pero sin fisuras. ∎