EP

Ultramega

EP03Humo Internacional, 2025

Los barceloneses Ultramega, que se autodefinen como “la banda más disfuncional del planeta”, se empeñan en que no nos los tomemos en serio. Tal vez porque, de hacerlo, nos volveríamos aún más locos que la imagen que ellos dan de sí mismos. Estos cuatro veteranos de las escenas más subterráneas del punk y el post-hardcore de la Ciudad Condal, desde luego, no dejan prisioneros con su ruidismo desquiciado, que han ido dosificando a lo largo de los dos últimos años en forma de cuatro EPs (sí, “EP03” es el cuarto).

Me entero por una entrevista publicada en la web de su sello, Humo Internacional, de que, en realidad, esta exhibición de lo aberrante no pretende ser nada original, sino que nació como un intento de copiar a la banda de culto de Rhode Island Arab On Radar. Sin embargo, y pese a toda la importancia que Ultramega se quieran quitar, sí se advierte un carácter distintivo en ellos a la hora de retorcer tanto esa herencia como la de la no wave y construir (o hacer trizas) un universo caótico del que sí presumen como una forma de atentar contra las formas de la cultura occidental. Puro terrorismo sonoro que, en su consciente afán de molestar, termina por plasmar un sentimiento importante, una idea de descontrol atropellado que no deja de ser fascinantemente poético, a la vez que humorístico y subversivo.

Iba a escribir que Oriol Roca canta como una mujer demente. Luego, pensé en una mezcla entre las voces de AC/DC y Paco Alcázar (Humbert Humbert) pero aún más pasadas de rosca. Luego vi los dibujos de las portadas de sus EPs y pensé en un ser venido de otro lugar, una especie de monstruo o alien, o una bestia incontrolable (que era, por cierto, el nombre de otro de los grupos en que Oriol tocaba). Con una sensación siempre enfermiza, manipulan sus instrumentos hasta el maltrato en la búsqueda de la agresión sonora más intensa que puedan alcanzar, aunque la enriquecen, por ejemplo, con efectos sonoros burbujeantes en el inicio de “Bombolles de contraband”. Del mismo modo, las letras pueden ofrecer la sensación de ser pura escritura automática con cierta aura de provocación infantilista. Sin embargo, yo les veo un extraño encanto, especialmente a “Bombolles d’aigua”: “El mar es tan amplio que no se ve nada / Las ondas se acumulan lentamente / Luego se rompen / Hay pequeñas burbujas por doquier / Nacen, brillan brillantes al sol, / flotan, se mueven lentamente, / se besan en una explosión, / se separan y, finalmente, se hunden / Y, de alguna forma, son como nosotros”. 

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