Disco destacado

Water From Your Eyes

Everyone’s CrushedMatador-Popstock!, 2023

Los dos integrantes del dúo estadounidense Water From Your Eyes, Rachel Brown y Nate Amos, explicaban en ‘Flood’ que lo que habían intentado en “Everyone’s Crushed” era componer un álbum de pop-rock según las reglas de lo que se llamó, en el ámbito de la música clásica contemporánea, “música serial”, una evolución radical de la técnica de los doce tonos de Arnold Schönberg promovida a partir de los años cincuenta del pasado siglo por su pope máximo, Pierre Boulez. Teniendo en cuenta que Boulez ya trabajó con Frank Zappa (y se llevó al americano a su terreno, desdibujando por completo cualquier atisbo de rock) y que los tiempos han seguido cambiando, me lancé de cabeza a la escucha del quinto álbum de la pareja (el primero que publican en el sello Matador).

“Everyone’s Crushed” suena inicialmente más matemático y complejo que melódico y pegadizo, lo que no significa que su música no sea accesible. Para entendernos: no a la manera “seria” del math rock, sino a su propio modo lúdico (que no festivo). La primera canción, “Structure” (el mismo título de su cuarto álbum), muerde y tartamudea como un telegrama. Es un anticipo de la abundancia concentrada de disonancia y extrañeza de todo el álbum. Martilleos metálicos, melodías enmarañadas, ritmos encajonados con calzador y letras de canciones que dejan mucho margen a la interpretación demuestran que no se han preocupado por la complacencia musical habitual del pop.

Entre la atonalidad y lo bailable, en el segundo tema, “Barley”, nos bombardean con fragmentos de texto aparentemente desordenados: “One, two, three, four / I count mountains / One, two, three / Counter / You’re a cool thing count mountains / Shh, okay / Jealous sky to tame / Psst, bounce out / West wind left to bounce / Click it / Came down, pick it up / Shit, untold / Walk in fields of gold”. Música y letra generan una alienante (pero memorable) sensación de tormenta de ideas. Similar impresión nos ofrece “True Life”, como un dolor de cabeza galopando sobre líneas de bajo rasposas.

La brillante canción que da título al disco, “Everyone’s Crushed”, comienza como el leitmotiv musical que caracterizaría a un asesino en serie en una película de adolescentes de los años ochenta. Insidiosas e inquietantes, las desmoronadas capas de sonido giran en torno al estribillo, siempre ligeramente variable, que ocupa el centro.

“Open” oscila entre lo que podría parecer el cruce entre una prueba de sonido y una búsqueda de sintonía radiofónica al estilo de la música aleatoria de John Cage: diferentes collages sonoros se empujan unos a otros desde todas las direcciones hasta que colapsan bajo su propio peso. Las guitarras graznando y el tono de un teléfono ponen fin al tema. “Remember Not My Name” y “14” proporcionan, en cambio, un respiro en medio de este aparente caos tan bien elaborado. Como una versión de Radiohead, “14”, el tema más largo del álbum (casi seis minutos), se rinde a la melancolía de los instrumentos de cuerda.

Water From Your Eyes es el tipo de grupo que, por mucha música distinta que hayas digerido y/o asimilado, consigue ofrecerte sonidos que quizá no hayas escuchado antes. Y “Everyone’s Crushed” suena como si unos niños pequeños hicieran música con piezas de Lego y utensilios de cocina. Todo parece fruto del azar, pero hecho a conciencia. ¡La vanguardia es el juego! ¿Me explico? Un Tetris de ideas convencionales colocadas de forma aleatoria que, sin embargo, logra que todo encaje y el juego no se te acabe. Su mérito es enorme, porque consiguen demostrar a los que ya nos creíamos de vuelta de todo que las posibilidades del pop-rock están lejos de haberse agotado. ¡Aleluya! ∎

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