Álbum

Wednesday

BleedsDead Oceans-Popstock!, 2025

Karly Hartzman y sus muchachos –Alan Miller, Xandy Chelmis, Ethan Baechtold, MJ Lenderman y Jake Pugh, sustituto de Lenderman en los directos– han revalidado su condición de grupo que, dentro del espectro indie, están llamados a llevar la tradición vaquera outlaw a las cuitas e inquietudes juveniles contemporáneas, dentro de un imaginario de historias en los márgenes protagonizadas por los misfits de la tierra; algo de lo que el “Tar Heel State” (Carolina del Norte) y Estados Unidos en general van precisamente sobrados. Cada adelanto de su sexto álbum era el aviso de que algo al menos igual de excitante que su celebrado “Rat Saw God” (2023) estaba a punto de suceder. Un trabajo sostenido por las tramas mórbidas habituales de Hartzman, capaz de escribir con sorna compasiva versos lapidarios como “Sweet song is a long con” o “Baptised to freedom and born in bondage” en “Elderberry Wine” y “Pick Up That Knife”, dos de los temazos del nuevo LP; ejemplo, este último, de composición en modo alguno predecible: arranca plácida hasta que un trallazo de guitarra sumado a otras cuerdas disonantes avisan del cambio de tono en una historia de “pelea, pelea” (“They’ll meet you outside”), donde la voz de Karly se desgañita y conmociona, y que viene seguida –oportunamente– de la brevísima “Wasp”: grunge canónico, y por tanto furioso.

Si bien el arte de la portada y las historias de Karly, además del título mismo del disco, podrían invitarnos a pensar que estamos ante una obra de bajonazo, no es para nada lo que se define en el álbum –produce, de nuevo, Alex Farrar, colega de la banda y de otras de su órbita–, ni siquiera en sus pasajes más perturbadores. Ahí está “Wound Up Here (By Holding On)”, conjunto de polaroids truculentas, mórbidas –es la crónica de un ahogamiento–, con versos entrañables también (“You saw a pitbull puppy pissin off a balcony”), ella haciendo gorgoritos, manejando su voz como le sale del pie. “Reality TV Argument Bleeds” suena definitivamente a Wednesday, proyecto que Hartzman creó, sola al principio, en 2017: indie rock inteligente (“Candy Breath”), pavementiano guitarrísticamente hablando, noventero con toques power pop que hacen de estribillos como “Townies” un auténtico regalo para fans de su quinta, y por descontado para los más veteranos que crecimos con ese sonido. “Phis Pepsi”, en su aparente sencillez, es una de las sorpresas más deliciosas, muy Grateful Dead para mi gusto (no será cool, pero para servidora siempre está bien). Las pedaleras noisy y la pedal steel guitar confluyen en bendita convivencia, y la genealogía country continúa su sendero, sobre todo, en el epílogo –la sensacional “Gary’s II”–, con nuestra barda contándonos un relato tan gótico sureño que da risa… No es de extrañar que Karly sea fan de la escritora texana Mary Karr, autora bastante salvaje (“El club de los mentirosos”).

“Bitter Everyday”, en la recta final del disco, es un subidón fenomenal al que Karly añade una coda acústica definitoria de su escritura, que se toma lo suficientemente en serio como para que la percibamos de la manera más liviana posible. Una liviandad que pesa (“Carolina Murder Suicide”) en una sociedad tan violenta como la estadounidense. Estamos ante una banda profundamente cohesionada que ha dejado claro su estilo en un momento de inspiración altísimo, y donde MJ Lenderman sigue siendo “parte innegociable de la identidad de la banda”, asegura Karly –como todo el mundo sabe, ella y Jake se separaron con cordialidad en 2024–. “The Way Love Goes”, con ese deje melancólico y sentimiento de culpa, se escucha ahora como premonición de una ruptura. Así es la vida, así es el amor. ∎

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