Comienza “Adult Romantix”, nuevo disco de Winter, con “Just Like A Flower (Intro)” entre algodones de dream pop. Pero se deshace de ellos rápidamente, en el tema propiamente dicho, “Just Like A Flower”, aflorando pleno de energía como una versión endulzada de los Dinosaur Jr. más pop (sustituyendo el ajado quejido de J Mascis por la voz angélica de Samira Winter). Es un signo de cambio en una carrera nada primeriza, bien asentada en un underground estadounidense con ascendencias brasileñas que merece ser explicada.
Samira Winter, alma del proyecto Winter, es natural de Brasil. Vivió su infancia en Curitiba, pero su andadura musical se forjó y creció en Estados Unidos. Musicalmente creció desde 2013 en Los Ángeles, insertándose en cuerpo y alma en su escena do it yourself, hasta el punto de que el sótano de su casa en Echo Park fue lugar de conciertos del subsuelo musical angelino. Pero recientemente se mudó a Nueva York, una decisión de crecimiento personal y creativo que consideró necesaria, si bien emocionalmente dolorosa. Tal trayectoria cuenta y suma para explicar el quinto álbum de Winter: a partir de las poliédricas sensaciones provocadas por este cambio compuso las canciones de su nuevo LP, un tratado sobre saudade, amor y desamor, pérdida y encuentro que supone un nuevo salto de calidad en una carrera subterránea –desconocida por estos lares, injustamente– que merece muchos focos.
Los temas del álbum redoblan la fe tras “What Kind Of Blue Are You?” (2022). Entonces su delicado dream pop ya mutaba inquieto hacia aguas más movidas con elementos de shoegaze expansivo, vía que prosiguió en los EPs “… and she’s still listening” (2024) y, en colaboración con Hookie, el electrónico “Water Season” (2025). Esta sensación se repite y aumenta aquí aportando viveza a su dream pop: basta escuchar cómo “Hide-A-Lullaby” derrama una guitarra evocando el trémolo de Kevin Shields, influjo presente también en “Sometimes I Think About Dead” o en “The Beach”, donde podemos apreciar la exquisitez de Winter en su comunión entre eléctricas cristalinas, pespuntes shoegazer ululantes y guitarras acústicas.
Destaca en este ramo de canciones redondas uno de los momentos más delicados del disco, ahondando en su vena dreamy: “Without You”, donde unos versos en portugués hacen ineludible un poso gracias al que Winter brilla entre el pelotón de nuevos shoegazers-dreampoppers: las raíces arrojan trazas de bossa nova de un dulzor particular. La voz de Samira busca reflejo, por supuesto, en gigantes del pop amniótico anglosajón como Bilinda Butcher (My Bloody Valentine) o Martha Schwendener (Bowery Electric), pero también transpira los aromas de Astrud Gilberto o Nara Leão. Acaricia con sensualidad reposada entre melodías prístinas y arreglos de guitarras y electrónica detallistas. Un “duende” que impregna de algún modo sutil todo este disco. ∎