Clip

Taylor Swift

The Fate Of OpheliaTaylor Swift

Poco importa que “The Life Of A Showgirl”, el duodécimo trabajo discográfico de Taylor Swift, no esté contando con el beneplácito de la crítica. La cantante de Pensilvania sigue siendo una supernova pop capaz de arrastrar a las masas. Lo demostró el pasado fin de semana con el estreno limitado en salas –aquí, en España, pocas se adhirieron– de “Taylor Swift. The Official Release Party Of A Showgirl” (Taylor Swift, 2025). Una suerte de listening party en los cines en la que se incluían lyric videos, el videoclip que protagoniza estas líneas y material exclusivo recogido entre bastidores, además de la propia Taylor introduciendo las canciones. Pese a la breve ventana de explotación (tres días), este evento cinematográfico se ha convertido en el de mayor recaudación en la taquilla estadounidense del último fin de semana, por encima de “Una batalla tras otra” (Paul Thomas Anderson, 2025), poniendo así de manifiesto la adhesión ciega de unos seguidores que, aun sabiendo que podrían acceder a prácticamente todo el material en sus plataformas digitales habituales al cabo de unas horas, acudieron igualmente a las salas.

En la movie party se incluía el propio vídeo dirigido por la cantante para el single principal del disco, “The Fate Of Ophelia”. Un carrusel de imágenes vistosas y espectaculares, servidas bajo un despliegue escénico que comienza en un fastuoso teatro. Es en una de sus marquesinas laterales donde descubrimos a Taylor reproduciendo la Ophelia de John Everett Millais. Pronto, ese homenaje pictórico se resuelve con ella cobrando vida y siendo arrastrada hacia un cúmulo de situaciones dispares, todas conectadas con el espectáculo, la danza, la música y la celebración.

Desde la primera fase, entramos en las interioridades del teatro a través de un juego de espejos y elementos de escenografía móviles. Mediante un falso plano secuencia que remite a “Birdman” (Alejandro G. Iñárritu, 2014), Taylor nos guía por los entresijos de este gran teatro de la cultura popular. En un alarde de técnica y pericia en montaje y dirección, asistimos a este recorrido por vestuarios, bastidores y escenarios que circulan entre cabaret, burlesque y girl groups.

La estética del trabajo bebe de una referencialidad hipervitaminada, con guiños a “Chicago” (Rob Marshall, 2002), “Moulin Rouge!” (Baz Luhrmann, 2001), el musical clásico de Hollywood o comedias como “Fuera de onda” (Amy Heckerling, 1995).

Un ejercicio de majestuosidad visual, en consonancia con la envergadura de la marca global que representa. Los swifties lo celebrarán. ∎

Etiquetas
Compartir

Lo último

Contenidos relacionados