Aunque los obituarios de prensa han estado repletos de cantos laudatorios a su cine, no creo que ninguna de las películas que dirigió Ventura Pons (1945-2024), entre ficciones y documentales, marquen ninguna época, estilo o ruptura. Pero sí es cierto que hizo mucho por el cine catalán hablado en catalán, gracias al rédito comercial de títulos como “La rossa del bar” (1986) y “Què t’hi jugues, Mari Pili?” (1991).
Después de un reguero de comedias absolutamente ligadas a su tiempo, sin trascendencia posterior, supo dar el salto a un cine dramático de cierta sobriedad partiendo de textos dramatúrgicos y literarios ajenos (obras de teatro, novelas y libros de relatos de Quim Monzó, Sergi Belbel o Jordi Puntí, entre otros) y contando casi siempre con excelentes repartos: “Actrices” (1996), con Núria Espert, Rosa Maria Sardà y Ana Lizarán, sería su particular y cassavetiano “Opening Night” (1979). También, a su manera, fue estandarte de un cierto cine queer y ofreció un amplio retracto visual de Barcelona, de las Ramblas al Eixample, condensado en el significativo título de otro de sus filmes, “Barcelona (un mapa)” (2007).
Donde mejor destacó fue en el documental, en su debut con “Ocaña, retrat intermitent” (1978), retrato del pintor José Ocaña (1947-1983) a la vez que crónica de una Barcelona ramblera, festiva, contracultural, gay y reivindicativa. Y más tarde con “El gran Gato” (2002), filme dedicado a Gato Pérez (1950-1990), quien le había compuesto la música de “La rossa del bar”. ∎