Cat Power 2024: pura emoción. Foto: Dia Dipasupil (Getty Images)
Cat Power 2024: pura emoción. Foto: Dia Dipasupil (Getty Images)

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Cat Power

La sacerdotisa de Judas

02.07.2024

Como si se tratase de uno de los personajes de la película “I’m Not There”, de Todd Haynes, Chan Marshall ha asumido la personalidad de Bob Dylan y le ha otorgado su propia visión reinterpretando al completo el que probablemente sea su concierto más mítico en “Cat Power Sings Dylan. The 1966 Royal Albert Hall Concert”. De aquella actuación salió una gira completa que el 9 de julio aterrizará en el Poble Espanyol de Barcelona, dentro del ALMA Festival. Hablamos sobre su conexión mística con el repertorio del de Duluth y sobre la actualidad de la artista en una conversación tan reflexiva como emotiva.

E

l primer intento de entrevista con Chan Marshall (Atlanta, 1972) fracasa. Con muy poco margen de maniobra, desde su agencia internacional piden a la promotora española que cambie el enlace de videollamada por uno que sea solamente de audio, y preguntan si puedo retrasar la hora. No dan más señales y, finalmente, nadie se conecta a la llamada. Mala cosa: estoy viendo que la mujer artísticamente conocida como Cat Power va a engrosar mi ya extensa lista de personas a las que iba a entrevistar y me dejaron colgado en el último momento.

Pero, al día siguiente, los agentes guiris reaparecen y, gracias al excelente trabajo de mi persona de enlace –Sara Biurrun, de Concert Studio, que aquí conste–, esta vez todo saldrá a pedir de boca. Tanto, que al final de la conversación me sucede lo que pocas veces me ha ocurrido en una entrevista con una estrella internacional: se produce una conexión genuina. Ambos nos damos las gracias, ella ensalza mi amabilidad y me desea que sea muy feliz, y que ojalá para la próxima nos conozcamos en persona. A ella se le quiebra la voz y me contagia. Vale. “Frena tu entusiasmo”, que diría Larry David.

Era la primera vez que la entrevistaba y otros compañeros me han relatado experiencias similares, incluso más intensas o surrealistas en etapas más erráticas e inestables en la vida de la artista. Un profesional de esto siempre debe guardar la distancia adecuada: alabar las preguntas del entrevistador, contarle las cosas como si solo se las hubiera contado a él, hacerle sentir especial y a gusto puede ser una estrategia promocional más por parte del artista. Pero tengo el sentimiento de que no es así. No percibo un discurso estandarizado, un atisbo de impostura. Y si lo destaco es porque eso no es lo habitual. A uno se le hace extraño encontrar cierta sensación de verdad frontal, de ver cómo una artista de ese nivel se vacía sin cortapisas ni postureos.

“Like A Rolling Stone” en ‘The Tonight Show’ de Jimmy Fallon.

Tal vez porque, tal como comencé comentándole, pensaba hablar más sobre Bob Dylan que sobre ella misma. El motivo de la entrevista es su próxima visita a Barcelona –el 9 de julio en el Poble Espanyol, dentro del ALMA Festival– con su gira “Cat Power Sings Dylan ‘66”. Como bien explicaba Juan Cervera en esta crítica, la autora de “The Greatest” (Matador, 2006) recibió en noviembre de 2022 la propuesta de actuar en el Royal Albert Hall de Londres, y ella aceptó con la condición de reinterpretar íntegramente el célebre concierto de Dylan cuya grabación pirata se situó en ese lugar, aunque realmente se registró en el Free Trade Hall de Manchester el 17 de mayo de 1966. El mismo repertorio y en el mismo orden fue versionado al completo por Marshall en el templo londinense y, posteriormente, publicado en disco con el título “Cat Power Sings Dylan. The Royal Albert Hall Concert” (Domino-Music As Usual, 2023).

Esto que voy a escribir ahora decido no decírselo, porque no quiero que parezca peloteo y porque, en realidad, creo que mi opinión es irrelevante para la entrevista. Pero, desde la primera vez que escuché el disco, me di cuenta de que esas canciones, en la interpretación de Marshall, estaban captando el espíritu de Dylan mejor que el propio Dylan. No es solamente por la histórica obsesión del de Duluth por desfigurarlas y hacerlas irreconocibles cada vez que las retoma en directo, sino por algo que va más allá y que tiene que ver con algo que ella va a decir en la entrevista. El hecho de que las canciones nos hablen y nos lleven a buscar lo mejor de nosotros mismos. Cat Power puede no sonar tan desafiante como Dylan (aunque, en realidad, algo sí tiene de eso), pero en el modo en que las aborda vocalmente hay un sentimiento de compasión y empatía, de calidez, de elegancia serena, que adquiere otro tipo de profundidad. En cada pequeño cambio en las melodías vocales, en cada fraseo, percibo algo cargado de intencionalidad. Como si ella hubiese insuflado a las canciones la propia idea de verdad que personalmente ha extraído de ellas. Está en nivel Billie Holiday. O en otro nivel de la realidad. Mierda, debería habérselo dicho.

Ese mismo repertorio del Royal Albert Hall, por cierto, lo está reproduciendo sin ninguna modificación en el presente tour, aunque la artista ha hecho un desvío en este camino las últimas semanas en Estados Unidos al formar parte de una gira como telonera de Pixies y Modest Mouse. Ahí, ha estado haciendo actuaciones de unos cuarenta minutos con temas procedentes de toda la trayectoria de Cat Power desde “You Are Free” (Matador, 2003). En uno de los descansos de esa gira fue donde atendió a esta entrevista, previa petición de disculpas por el desencuentro del día anterior.

Cat Power en 2005: amor por Dylan.
Cat Power en 2005: amor por Dylan.


¿Qué es Bob Dylan para ti?

Yo lo veo como si fuese un miembro de mi familia, uno de esos parientes favoritos: alguien en quien te puedes apoyar, que te entiende, que sabe por lo que has pasado y con quien compartes el mismo ADN. Creo que mucha gente lo percibe de una manera parecida. Ayer mismo leí una entrevista con Jack White en la que decía que Bob era como un padre para él.

Llevas bastante tiempo repitiendo el concierto del Royal Albert Hall. Aunque las canciones son siempre las mismas, ¿notas que haya cambiado el show desde la primera vez?

Es una buena pregunta, y la respuesta es bastante triste por lo que ha sucedido en los últimos meses en Palestina. Nosotros habíamos pensado el espectáculo original en noviembre de 2022. Estaba muy influido por lo que ocurría entonces en Estados Unidos con la libertad de expresión y los derechos de las mujeres. Sentía en cierto modo que la democracia estaba siendo borrada. Por eso decidí grabarlo, por rememorar ese momento específico en el tiempo en que Bob puso la canción protesta y su espíritu idealista y crítico en el mapa de la cultura de masas y la música moderna volviéndose eléctrico. Sentía que las circunstancias estaban imitando al pasado. Pero he ido sintiendo las canciones de un modo diferente a medida que avanzaba la gira. Han adquirido un significado más profundo y se han cargado de rabia, delirio y también optimismo. Las canciones de Bob siempre nos llevan a un lugar que nunca habíamos visto antes, nos incitan a ir hacia el abismo, a un lugar donde puedes caer o volar, y despertar nuestra conciencia de alguna manera. Su poesía es arte mayúsculo, del que empuja tu mente para ser una persona mejor con tu pensamiento. Al menos, esa es mi idea sobre ello. Es mi ideal, y ahí es donde tengo fe en lo que el arte puede hacer por nosotros (se le empieza a quebrar la voz y parece que va a romper a llorar). Siguiente pregunta, por favor.

El disco plasma la primera vez que tocaste en el Royal Albert Hall y es también tu primer álbum en directo. Que, en un momento tan señalado dentro de tu trayectoria, hayas decidido interpretar canciones de Dylan y no de Cat Power, ¿es un acto de humildad, de atenuar tu ego?

¿Sabes? Prácticamente todos mis discos se han grabado en directo, nadie lo sabe, pero podría escribir un libro entero contando cómo se registraron. Respecto al meollo de tu pregunta, es un gran regalo estar viva y tener la función, la capacidad y la habilidad de ser una artista y poder elegir lo que quieres hacer, tener una idea y continuar sosteniéndola. Yo quería hacer este regalo a Bob y compartir este momento. En realidad es un concierto en vivo, no estaba pensado que luego se convirtiese en un disco. Fue bastante dificultoso valorar y considerar todos los elementos que rodean esa decisión, pero el hecho de que exista como una grabación que es igual que la famosa grabación de Bob es por todo lo que aportó a tantas personas. Ahora hay mucha gente joven que no sabe quién es Bob Dylan. Muchos artistas hacen homenajes a músicos que han fallecido. Lo hacen después, pero Bob sigue por aquí, sigue trabajando, y es el artista más grande que he conocido en mi vida, por eso quería hacerle este regalo, no es solo un disco de Cat Power ejerciendo como fan. Este disco es realmente para él, en agradecimiento a todo lo que ha aportado a tantas generaciones.


“Las canciones de Bob Dylan siempre nos llevan a un lugar que nunca habíamos visto antes, nos incitan a ir hacia el abismo, a un lugar donde puedes caer o volar, y despertar nuestra conciencia de alguna manera. Su poesía es arte mayúsculo, del que empuja tu mente para ser una persona mejor con tu pensamiento”



Has tratado con él en persona varias veces a lo largo de los años, pero ¿sabes si él lo ha escuchado?

Mi primera reacción a esta pregunta siempre es la misma: estoy segura de que sí, pero realmente me da igual porque eso no es importante. Es un regalo, desde mi corazón, y realmente es irrelevante si le gusta o no. Pero justamente hoy por primera vez he tenido el pensamiento de que tal vez no lo haya escuchado, quizá esté esperando, al igual que yo tengo todos estos libros sobre Bob Dylan y todavía no he leído ni uno porque tal vez esté aguardando a tener todo el tiempo para ello. Gracias por esa pregunta.

Has grabado varios discos de versiones con anterioridad, incluyendo temas de Dylan y de otra mucha gente, pero este era un desafío muy diferente: es versionar un concierto entero y además no un concierto cualquiera, sino un momento clave en la historia de la música popular. Yo lo veo como poner en escena una representación de “Hamlet” o algo así. ¿Cómo abordaste tú tener que enfrentarte a toda la mitología de Dylan?

¿Has dicho que es como hacer una representación de “Hamlet”? ¡Eso es exactamente! No lo había pensado antes, pero yo nunca entendí el lenguaje de Shakespeare, y la única manera de comprenderlo tal vez sea a través del diálogo entre la obra y su representación por parte de unos actores. La única forma de entender a Shakespeare no es leyéndolo, sino captando el texto en su escenificación. Tal vez la mejor forma de comprender la música de Dylan sea algo similar.

¿Te han gritado “¡Judas!” en muchos conciertos?

Oh, sí, en todos ellos. A veces la gente no puede esperar y lo suelta ya en la primera canción, o antes incluso de que yo llegue al micro. Mucha gente puede identificarse hoy día con ese grito por la opresión que hay en todo el mundo, por cómo se ha eliminado la libertad de expresión y el derecho a la protesta por parte del poder. “¡Judas!” es una palabra muy apropiada para gritar ahora. Tiene mucho que ver con las democracias por las que Bob Dylan y la gente de su generación hacían sonar las campanas. Las estaban jodiendo tanto que dijeron: “¡Escuchad nuestros gritos!”. Es muy interesante, no había pensado en esto hasta que he hablado contigo, pero creo que todos deberíamos estar gritándolo.

Cat Power en Miami (diciembre 2023). Foto: Dimitrios Kambouris (Getty Images)
Cat Power en Miami (diciembre 2023). Foto: Dimitrios Kambouris (Getty Images)


Siempre has sido una persona muy implicada en los derechos de las mujeres y en el hecho diferencial de pertenecer a tu género. ¿Cambian mucho para ti las canciones de Dylan cuando se cantan desde una voz femenina?

Absolutamente. Algo que siempre me ha encantado sobre el lenguaje enriquecedor que habla Bob es que parece de género neutro. Desde el punto de vista del observador, el portavoz o el narrador del relato, es una entidad espiritual de género fluido más que un hombre. Más que el hombre que ha escrito el relato. Desde mi perspectiva personal, mira, yo llevo un pájaro del trueno colgado de mi cuello. Es un amuleto y un homenaje a mis ancestros nativos americanos. Para ellos, el pájaro del trueno es una figura divina, es el ojo en el cielo que sobrevuela la Tierra, y creo que Bob, como todos los grandes artistas, tiene ese ojo, la mirada objetiva que cuenta la verdad con toda su fealdad y su belleza. Desde mi marco y mi propia experiencia personal como mujer, he sentido la responsabilidad de mejorar y enriquecer el diálogo que yo establezco con las canciones de Dylan. Desde mi niña interior, que fue sujeto de abusos y manipulaciones, quiero asumir esa responsabilidad como artista y, por ejemplo, siento la urgencia de desenmascarar la figura masculina en algunos de los fraseos, remarcarla en la narrativa, señalar al portavoz de la historia. Pero, en la mayoría de los casos, le pongo una máscara de fluidez de género similar a esa mirada del pájaro del trueno.

¿Qué cosas has descubierto sobre ti misma al cantar a Dylan?

A través de estas canciones siento una conexión con el universo entero. Hay algo en ellas tan específico que me conecta con ello, con todos los seres humanos. Hay algo dentro de sus letras, algo en las moléculas de esas canciones, que está dentro de nosotros. Y ese es gran parte del placer de conocer todas las canciones que ha escrito Bob Dylan en este tiempo. Él nos ayuda a arrojar luz sobre nuestra molécula divina. Pero, perdona, me he olvidado de cuál era tu pregunta.

De acuerdo: ¿qué cosas has descubierto sobre ti misma al cantar a Dylan?

En el acto de cantar estas canciones hay algo inherentemente orgánico que captura mi vida. Es casi una meditación, me da un sentido de claridad y una razón de ser. Ese es el mismo tipo de sentimiento que siempre he buscado cuando intentaba cantar mis propias canciones. Siempre he perseguido un sentido, el éxito es vincularlas desde esa molécula de Dios hasta el hueso. Llegar a la gente, a sus cuerpos, sus mentes. Cuando canto desde el escenario busco esa conexión. En mi vida diaria, eso es algo extremadamente valioso para mí.

En tus redes sociales, más que a la autopromoción, dedicas mucho espacio a hablar sobre temas de justicia social. En los años sesenta Dylan fue un artista muy importante a la hora de establecer ese tipo de conversación con la gente. La música, en general, tenía una trascendencia social que ahora parece haberse diluido. ¿Cuál es tu opinión al respecto?

Antes de que la música se grabara estaban todas las canciones folk, las canciones tribales, el blues, las canciones indígenas, y contaban la verdad, toda la verdad. Cuando el dinero entró ahí nadie iba a querer invertirlo en canciones sobre la justicia social, y la mayoría de los músicos prefirieron pudrirse en la seguridad. Pocos artistas emergieron como Bob Dylan. Vale, la gente conocía a Joan Baez pero, a una escala masiva, ella no alcanzó a tanta gente como el Bob eléctrico. Joan se mantuvo fiel a aquella versión no grabada del folk en la que se originó la canción protesta. De la forma en que existe ahora, la música con mensaje social no atrae al dinero. Los raperos conscientes, gente como Public Enemy o NWA, por ejemplo, han estado hablando históricamente sobre estos temas, pero nunca les han dado la plataforma de la que gozan Taylor Swift, Madonna y otros artistas pop, donde predominan básicamente los contenidos sexualizados. Sé que no es exactamente así en el caso de Taylor Swift, pero lo que sí digo es que tú conoces la música cuando escuchas las palabras, y la música a la que tú te refieres no obtiene representación en la radio, en los anuncios de yogures, en la mayoría de las películas… Pero ese tipo de canciones no ha desaparecido. Siempre han estado ahí, siguen ahí y seguirán siempre.


“Mi viaje por la sobriedad está virando hacia una moderación gestionada. No quiero estar borracha, me gusta estar presente con mi hijo, tener salud, control sobre mis responsabilidades y disfrutar de mi vida, sobre todo teniendo en cuenta que ahora mismo hay tantas personas en el mundo que no tienen la opción de elegir poder vivir su vida como debería vivirla”



¿Cuántos días llevas sobria?

(Risas). El año pasado estuve 262 días sin beber, pero este enero decidí celebrar mi cumpleaños tomando algo de alcohol, hace dos noches probé un poco de vino en la cena, porque tenía día libre en la gira, aunque no me lo terminé, y ayer un par de cervezas. No bebo todos los días, pero ya no fumo nada de maría ni tomo Xanax para relajarme en situaciones sociales. Si fumo es porque me siento completamente sobrepasada, pero no inhalo el humo. Ya no quiero esa mierda en mi vida. No soy adicta ni nunca lo he sido, pero esto lo he dicho muchas veces, sufro de estrés postraumático desde mi infancia. De repente me di cuenta de que hace dos años me recuperé después de haber sido muy pobre. Pasé una temporada muy mala económicamente desde que tuve a mi hijo (Boaz, nacido en 2015), el sello Matador rechazó mi álbum “Wanderer” (que finalmente publicó Domino en 2018) y todo ese conflicto me llevó a beber de modo más habitual. Cuando empecé a salir de gira después de la pandemia vi que la gente venía a mis conciertos más que nunca, porque ningún artista quería viajar, pero yo sí lo hice. Entonces me rencontré con muchos amigos a los que hacía tiempo que no veía, eso en cada ciudad en la Tierra. Cada noche era una celebración de mis veintitantos años de carrera después de pensar que todo el mundo se iba a morir. En mi gira de 2022 bebí cada noche después del concierto. Todo se volvió arrollador para mi salud, y por eso es por lo que dejé de beber. Cuando elijo no beber, las cosas son mejores en mi vida, me levanto más temprano, tengo mejor salud, tomo mejores decisiones y, lo más importante, puedo estar ahí para mi hijo, más presente, más activa y con más energía. Hay algo en este aspecto que creo que es lo más importante que puedo transmitir. Yo he luchado contra la depresión durante casi toda mi infancia y mi vida adulta, y hay algo que he percibido que también le ha sucedido a muchos de mis amigos: cuando sufres una adicción, una vez que vas a ver al terapeuta, a un profesional, tienes que mirar el peso que arrastras en temas de salud mental y aceptarlo. Solo así el peso de la adicción se va desvaneciendo lentamente y es más fácil conseguir ayuda. Mucha gente está sufriendo a niveles muy básicos en su vida diaria simplemente por el trabajo o el estrés y no se para a afrontarlo. Pero, sí, mi viaje por la sobriedad está virando hacia una moderación gestionada. No quiero estar borracha, me gusta estar presente con mi hijo, tener salud, control sobre mis responsabilidades y disfrutar de mi vida, sobre todo teniendo en cuenta que ahora mismo hay tantas personas en el mundo que no tienen la opción de elegir poder vivir su vida como debería vivirla. Perdona, gracias, creo que ya he hablado bastante. ¿Está bien así para ti? (Por encima, entra una voz en inglés diciendo que debemos terminar la entrevista).

En realidad, me quedan bastantes preguntas por hacerte, pero no sé si dará tiempo a que, por lo menos, me hables sobre tu próximo disco.

Sí, se va a titular “Opus”, creo, o al menos esa es la idea que tengo ahora mismo. Está viniendo. Es un disco triste… Aunque yo no creo que mis canciones sean tristes, yo creo que son triunfales, o al menos tengo esa filosofía un poco, la de pensar eso. No sé cuándo saldrá, tengo grabadas cinco canciones, pero también necesito priorizar mi tiempo. Estoy trabajando tanto… Soy una madre soltera en la carretera, y todo eso requiere mucho esfuerzo. Sé que me estoy empezando a sentir cansada, así que me tomaré el otoño e invierno libres, quiero desconectar y centrarme en mi hijo y en seguir componiendo este disco. ∎

A modo de epílogo

En el tintero de esta entrevista se quedan preguntas sobre los rumores de una colaboración suya en el próximo álbum de Marianne Faithfull, su relación con Lana Del Rey, ahondar en cómo ha afectado a su vida y su trabajo el ser madre soltera, si la maternidad le ha hecho más feliz, cómo fue para ella conocer a Dylan en persona, el recuerdo de tantos conciertos erráticos y si eso ya no sucede nunca, el valor social de hablar tan abiertamente sobre su salud mental y su relación con el alcohol frente a quien pueda percibirlo como actos de exhibicionismo, quién es para ella el nuevo Bob Dylan… Pero no hay margen para más. Le doy las gracias intentando pronunciar correctamente su nombre, ella me pregunta cuál es la correcta pronunciación del mío, le reitero mi agradecimiento por su tiempo y que ha sido un placer hablar con ella. La voz de Chan Marshall, que durante tantos años de mi vida me ha acompañado en sus canciones, y a quien siempre he escuchado como sincero admirador, ¡me recompensa con un “You’re so sweeeeeeeet!”. 

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