Por lo demás, no fue una gala para el recuerdo. Las principales reivindicaciones fueron contra el ataque indiscriminado de Israel contra Gaza y contra los abusos, menos de un mes después de que ‘El País’ revelara
el caso de Carlos Vermut. Al recoger su premio honorífico, una Sigourney Weaver a la altura colocó al cine español en el sitio histórico que le corresponde y del que algunos indocumentados pretenden sacar. El mejor documental y la mejor película iberoamericana recayeron para “Mientras seas tú” (
Claudia Pinto Emperador, 2023) y “La memoria infinita” (
Maite Alberdi, 2023), colocando en primer plano la lucha contra el alzhéimer. Y “Robot Dreams” (
Pablo Berger, 2023) se llevó dos estatuillas –mejor montaje y película de animación– e incomprensiblemente se quedó sin el de mejor banda sonora, que fue uno de los que no debió recaer sobre la cinta de Bayona. Cabe preguntarse, por último, si David Bisbal –a medias con Amaia Romero– es el artista más adecuado para unos Goya en los que también cantaron María José Llergo, Niña Pastori e India Martínez –para homenajear a
María Jiménez (1950-2023)– y Sílvia Pérez Cruz, Marta Roma y Salvador Sobral en recuerdo de los profesionales del cine fallecidos durante el último año. Por último, unos pocos minutos de José Sacristán ensalzando la figura del director de fotografía Juan Mariné bien valen una gala completa, unas líneas en un medio musical o una solicitud para declararlo Patrimonio de la Humanidad.