Película

A la deriva

Jia Zhangke

https://assets.primaverasound.com/psweb/7e83jpoynq4r5h9fsbzh_1750935423676.jpg

Fue en 1992 cuando Jiang Zemin, quinto presidente de la República Popular China, introdujo el concepto “economía de mercado socialista”, definiendo, con ello, la nueva era que estaba por venir. Jia Zhangke todavía era algo joven para filmar ese momento preciso de la historia de su país, pero su filmografía sí que ha estado ahí para captar las consecuencias de esas palabras, la política y las transformaciones que se derivaron de la apertura de China al mundo.

El siglo XXI es el siglo de China, dicen los analistas, y si tuviéramos que escoger a un cineasta clave de este primer cuarto de centuria sería Zhangke. Película a película, desde “Pickpocket” (1997) y “Unknown Pleasures” (2002) hasta “Swimming Out Till The Sea Turns Blue” (2020), el cineasta ha construido una filmografía que funciona de espejo de la aceleración tecnocapitalista del gigante asiático. Solo él, en consecuencia, es capaz de aunar en un solo filme todas estas metamorfosis y contradicciones, y eso es, en cierta medida, su última película, “A la deriva” (2024; se estrena hoy), un compendio de lo sucedido en China entre 2001 y 2020, es decir, entre los primeros balbuceos del giro en materia de política económica y el impacto del COVID.

https://assets.primaverasound.com/psweb/n0nr9qmvr47udgc4uow8_1750935433368.jpg

Ahora bien, esta no es una película que recrea el pasado y ficcionaliza el período de la pandemia, como ya hiciera en la magnífica “Plataforma” (2000) sobre los cambios de su país entre la década de los setenta y principios de los noventa siguiendo la vida de cuatro artistas de una compañía teatral. En “A la deriva”, Zhangke utiliza su propio archivo de la época, desde imágenes de sus rodajes a otras que finalmente se descartaron en el corte final, para, a lo largo de tres actos, seguir a la pareja formada por Qiao Qiao y Guao Bin. Quienes conozcan la trayectoria del cineasta chino, identificarán metraje de “Unknown Pleasures” y de “Naturaleza muerta” (2006), mientras que el tercer acto es material nuevo, filmado en 2022.

No es necesario señalar que estamos ante una obra claramente pospandémica, pero no solo porque el relato de “A la deriva” concluya en ese extraño hiato que supuso la pandemia, sino porque la propuesta es de las más solipsistas y reflexivas del director. El resultado de un confinamiento con un corpus de imágenes que es también la crónica de unos años en los que China se consolidó como una gran potencia mundial.

Pese a la gravedad que se le presupone a este rendir cuentas con el pasado, no hay nada solemne en la manera en que Zhangke mira hacia atrás. Todo lo contrario. A pesar del solipsismo inherente al acto de contemplar y montar este fascinante álbum de fotos, “A la deriva” es una película de un dinamismo sobrecogedor, con una protagonista que literalmente va y viene buscando a su antiguo amante en una suerte de coreografía que atraviesa océanos del tiempo, películas, formatos y lo que haga falta. ∎

“Cuando China despierte, el mundo temblará”. Ya despertó, ya tembló.
Etiquetas
Compartir

Lo último

Contenidos relacionados