Por esas curiosidades del cambiante mapa del cine y el streaming, “Barbarian” (2022) –una de las sorpresas de taquilla recientes en Estados Unidos, demostración de que los sleepers todavía son posibles y de que el público puede abrazar las ideas más o menos originales– llega a España este miércoles, sin gran bombo publicitario, a través de Disney+, a tiempo para nutrir programas dobles domésticos de noche de Halloween.
Aunque hoy en día eso resulte complicado, es una película que conviene ver sin expectativas de ninguna clase, ni argumentales, ni estructurales, ni cualitativas. Y de hecho, querido lector, si no la ha visto todavía, le invitamos a leer esta reseña después de hacerlo.
Para quienes no hayan cerrado la pestaña, seremos escuetos con el argumento. En este nuevo ejemplo de terror de Airbnb tras “You Should Have Left” (David Koepp, 2020) o “Vigilados” (Dave Franco, 2020), Georgina Campbell es una joven que parece haber elegido mal el barrio de Detroit donde alquilar una casa antes de una entrevista de trabajo. Por suerte o por desgracia, no es la única equivocada: cuando llega al lugar, se encuentra con Keith (Bill Skarsgård), quien resulta haber reservado el mismo sitio a través de otra app.
El director Zach Cregger, curtido en la comedia como miembro de la troupe The Whitest Kids U’Know y antes corresponsable de la poco vista y al parecer atroz “Miss Marzo” (2009), se toma su tiempo e invierte todo el realismo psicológico posible en presentarnos a una pareja dividida entre la romcom y el thriller. Durante 40 minutos casi perfectos, se las apaña para adelantarse a nuestro ingenio e insistir en esquivar las situaciones más fáciles de esperar. Hasta que, inevitablemente, su muy creíble heroína toma una decisión difícil de creer.
Y poco después, revelado el quid de “Barbarian”, el mayor interés de la función reside en ver cómo juega Cregger con las percepciones, perspectivas e identificaciones, sin miedo a resetear su película en más de una ocasión. El proceso se diría menos deudor de “Psicosis” (Alfred Hitchcock, 1960) que del consumo intenso de series de prestigio, comedias sobre todo: “Master Of None” (Aziz Ansari y Alan Yang, 2015-) o “Atlanta” (Donald Glover, 2016-2022), entre otras, nos han habituado a esperar lo inesperado de cada episodio, al salto de punto de vista o línea temporal. Es sencillo dividir mentalmente “Barbarian” en capítulos e imaginarla como serie de cable. Del mismo modo que las series adoptan planteamientos cinematográficos, las películas pueden estar inspiradas por lo mejor de la televisión: es una influencia bidireccional.
Entre la crítica estadounidense se ha saludado “Barbarian” como la llegada de un nuevo gran cineasta de terror, pero, seamos sinceros, tampoco es “Babadook” (Jennifer Kent, 2014), ni “Déjame salir” (Jordan Peele, 2017), ni “Hereditary” (Ari Aster, 2018), por citar solo algunos ejemplos recientes. Podríamos y quizá deberíamos dejarlo en divertimento no poco efectivo y no poco elegante (se diría que Cragger ha estudiado a conciencia a Shyamalan), lo cual tampoco es poca cosa. Si la eligen para animar su Halloween no se arrepentirán. ∎