“Compartimento Nº 6” (2021; estrenada en España en 2022) vendría a ser el reverso más oscuro de “Antes del amanecer” (1995), la pieza fundacional de la famosa trilogía de Richard Linklater. Allí, los personajes encarnados por Julie Delpy y Ethan Hawke eran unos desconocidos que intimaban durante un viaje en tren y, después, paseaban y charlaban por las calles de Viena. Desconocidos pero con cosas en común, las suficientes para que aleteara rápidamente entre ellos un sentimiento de interés y atracción mutua. Por el contrario, en “Compartimento Nº 6” los dos protagonistas son antagónicos. Ella, Laura, es una joven finlandesa que estudia Arqueología en la universidad de Moscú. Su destino cuando coge el tren es la ciudad rusa de Múrmansk, cerca del Círculo Polar Ártico, donde espera visitar unos célebres petroglifos. Deja atrás la desequilibrada relación amorosa con una mujer rusa: Laura la llama varias veces por teléfono, pero su amante o bien no contesta o mantiene breves conversaciones sin afecto. En el compartimento del tren coincide con un joven ruso, Ljoha. Este se emborracha la primera noche, lanza irónicas proclamas sobre su país –“Rusia es una gran nación… Ya sabes, ganamos a Hitler y fuimos a la Luna”, le espeta en total estado de ebriedad– y tiene un comportamiento machista. Su destino es bien distinto, encontrar trabajo en unas minas de Múrmansk o apañarse con pequeños negocios que tiene en mente.
Más distintos, imposible. El viaje no es, además, agradable. Durante un tramo deben compartir el compartimento con una mujer y sus dos hijos, después con un hipster con guitarra acústica. La revisora del tren parece salida de una vieja película anticomunista. A diferencia del filme de Linklater, hay varias paradas en el camino que los dos personajes aprovechan, sin ser conscientes de ello, para acercarse mutuamente. Como si en tierra, lejos de las reducidas y claustrofóbicas dimensiones del vagón de tren, las diferencias se desvanecieran. En una de estas paradas él la lleva a casa de una familiar, en una secuencia que recuerda, con menos epifanía litúrgica, a un momento similar en el gran melodrama clásico de Hollywood “Tú y yo” (Leo McCarey, 1957). Pero el tono es, por supuesto, bien distinto: frío, anguloso, con un punto de ebriedad que también afecta a Laura y la desdicha amorosa que poco a poco aprende a superar. A la media hora de metraje parece claro que entre los dos protagonistas saltarán chispas afectivas o sexuales. Así ocurre, no es ninguna sorpresa, pero el placer está en el proceso que lleva a dos personas tan distintas a intimar y aprender a quererse. Aunque sea, simplemente, para lamerse las heridas de sus respectivas infelicidades.
Los títulos de crédito con colores pop y el inicio con “Love Is The Drug” de Roxy Music sonando en una fiesta de cuarentones más bien aburridos y pedantes –incluida la amante de Laura– no hacen presagiar el carácter escéptico que acabaran poseyendo las imágenes, pese a su desenlace en un paraje helado, silencioso y liberador. “Compartimento Nº 6” es el tercer largometraje del finlandés Juho Kuosmanen, cuyo anterior filme, el muy interesante “El día más feliz en la vida de Olli Mäki” (2016) –retrato atonal, en blanco y negro, de un boxeador de la década de los 60–, ganó el premio a la mejor película en la sección Una Cierta Mirada del festival de Cannes. Con su historia de Laura y Ljoha en un tren ya compitió en la sección oficial del certamen francés y se llevó el Gran Premio del Jurado ex aequo con “Un héroe”, de Asghar Farhadi. Escalando posiciones en la Riviera. ∎