Libro

Dario Ferrari

Se acabó el recreoLibros del Asteroide, 2025

Tener treinta tacos y no saber qué hacer con tu vida es hoy un síntoma tan habitual como lo eran los rulos de las madres en los setenta. Uno va descamisado de ambiciones en la madurez, alargando la puerilidad hasta lo indecible. Y sí, hay un punto de crisis social. De muerte aspiracional. De desollamiento en la plaza pública de ese escurridizo sueño al que llamamos meritocracia. Pero también hay abulia, síndrome de Peter Pan (¡qué repugnancia de figuración, argh!) y una gran desvinculación de las responsabilidades. Y todo eso es lo que le sucede a Marcello, el protagonista de “Se acabó el recreo” (“La ricreazione è finita”, 2023; Libros del Asteroide, 2025; traducción de Carlos Gumpert), la última novela del italiano Dario Ferrari (Viareggio, 1982), que –se nota– sabe de lo que habla.

A Marcello le da tanto por el culo la posibilidad de verse tras la barra del bar, como cantaba con perdida gracia Fito cuando fronteaba Platero y Tú, que decide probar a recibir una beca universitaria de doctorado. Hasta aquí, todo lógico. Los coleguillas dipsómanos de Marcello, su libre disposición a la rascada escrotal… En fin, un cuadro. Pero la beca llega, para sorpresa de todos, y Marcello entra a las órdenes del profesor Raffaele Sacrosanti, que le propone un trabajo sobre el escritor y terrorista Tito Sella. Este es el tiro a la escuadra de Ferrari, que sabe que un libro sobre los entresijos de la universidad se puede hacer bola, por muy divertidas que puedan ser sus presuntuosidades, sus burocracias desnortadas y sus mamarrachadas implícitas, siempre dispuestas para autojustificar la esencia baldía de las investigaciones filólogas (quien lo probó... lo sabe). Pero si el sujeto resulta ser uno de los protagonistas de los “años de plomo” italianos (Sella), y a eso se le añade una caída un tanto esquizoide por parte del protagonista, hasta llegar a desdoblarse con su objeto de estudio, la cosa cambia.

El triunfo de Ferrari aquí es concebir la novela tanto como una metáfora –en su pluralidad– del tránsito a la madurez como una necesidad de un salto a la locura. El mundo después del recreo es un hervidero de aspiraciones que requieren de una seriedad renovada. Algo que la prosa del autor sabe transmitir. Sin perder la esencia jocosa que le da firma desde su comienzo, “Se acabó el recreo” avanza a lo largo de sus cuatrocientas páginas con habilidad para traducir un encontronazo inevitable con el desastre de la sazón. Y, si no me creen, mírenme a mí que, al igual que a Marcello, me hubiera gustado mantener estoica y floral mi treintena, y aquí ando, alicatando la agonía con palabras sobre las obras de otros... Lejos de cachondeos, toda la marabunta de premios que ha recibido esta obra está sobradamente justificada. Si la sátira y la ironía de calidad son las presas más escurridizas de un autor, Dario Ferrari ha logrado con el tono de su novela el reclamo justo para atraerlas. Y el recreo, mira tú, vuelve a nuestras vidas durante su lectura, como ese paraíso de liberación que nos aleja de las fastidiosas responsabilidades de la vida adulta. ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados