La M de Mode. La M del filme clásico de Fritz Lang, y de las tres películas, también languianas, sobre el doctor Mabuse. La M del memento de Christopher Nolan, el objeto que se guarda como recuerdo. La doble M de Memento Mori (recuerda que morirás), título del último disco de Depeche Mode, publicado en 2023. En marzo de aquel año, y hasta abril de 2024, Martin L. Gore y Dave Gahan, secundados por Christian Eigner (batería) y Peter Gordeno (teclados y bajo), realizaron una gira mundial de presentación del álbum que recaló durante tres días de septiembre de 2023 en el estadio Forosol de Ciudad de México (en España hicieron cuatro conciertos en marzo de 2024, además de la actuación en Primavera Sound en junio de 2023). El realizador Fernando Frías de la Parra (Ciuad de México, 1979), de no muy extensa obra hasta la fecha, filmó las actuaciones, pero, de común acuerdo con el grupo, hilvanó un relato que no es solo un film concert, sino que incorpora reflexiones de todo tipo sobre la muerte en la cultura mexicana.
El resultado es “Depeche Mode: M” (2025; se estrena hoy y se proyectará en salas durante un tiempo limitado tras su estreno oficial en el pasado festival de Tribeca y su presentación española en el In-Edit). Frías no solo quiere apartarse de la ortodoxia del concierto filmado mediante esas reflexiones culturales insertadas entre canción y canción, lo que rompe un poco la candencia propia del concierto, sino que utiliza el color –mayoritariamente–, blanco y negro, tomas pixeladas e incluso imágenes del grupo atrapadas en viejos televisores y magnetoscopios. La combinación es un tanto arbitraria y no resta ni suma en el cómputo final. Frías ha contado con los suficientes medios, cámaras y drones para capturar en toda su magnitud el estilo de actuación de Depeche Mode, con especial énfasis en los movimientos teatrales de Gahan y sus paseos por el foso que va del escenario hasta un público, por supuesto entregado. Las panorámicas aéreas ofrecen la magnitud, en el sentido cuantitativo, del evento.
La película se abre con dos temas consecutivos de “Memento Mori”, “My Cosmos Is Mine” y “Wagging Tongue”. De este disco tocan cinco canciones más, entre ellas “My Favourite Stranger” y, en los créditos finales, “Ghosts Again”, pero el montaje realizado a partir de las tres actuaciones permite que el filme, como aquella gira, sea una panorámica amplia de la obra de Depeche Mode, a quienes el rock electrónico y el synthpop se les quedaron innegablemente pequeños. No faltan piezas de sus primeros álbumes, como “Everything Counts”, “Never Let Me Down Again” y “Stripped”. Gahan le deja el protagonismo vocal a Gore en “A Pain That I’m Used To”, del disco “Playing The Angel” (2005), para, al terminar el tema, decirle que tiene una voz angelical. Actúan ante miles de personas y saben que las cámaras están escrutando en todo momento, así que siempre hay buen rollo entre ellos. Los momentos álgidos llegan con dos de las famosas canciones de “Violator” (1990), “Enjoy The Silence” y el blues anguloso “Personal Jesus”. La dirección artística del tour a cargo del habitual Anton Corbijn, autor también de los filmes proyectados, le da a la escenografía desnuda y amplia el espacio suficiente para que las cámaras se desplacen con total libertad y puedan seguir a Gahan en sus revelaciones gestuales y a Gore en su hieratismo frente al sintetizador o con la guitarra eléctrica.
La captura de los canciones en directo es en sí misma suficiente. Las reflexiones visuales y orales intercaladas podrán interesar más o menos, pero son coherentes con el trazado temático del álbum de la banda. Son poemas y escritos de los autores contemporáneos Julián Herbert, Yuri Herrera y Txema Novelo, y del clásico y experto en folclore Rubén M. Campos (1876-1945), narrados por el actor Daniel Giménez Cacho. Estas intermisiones, definidas en un momento como destellos desde este lado del parpadeo, hablan de la relación entre arte y ofrenda en México; los nueve niveles para transitar hacia la liberación total del alma; la ritualidad funeraria; el Día de los Muertos, el sexo, el catolicismo, el duelo y la memoria; la búsqueda de la eternidad por parte del héroe mesopotámico Gilgamesh o la idea de que el dolor por una pérdida no cicatriza con la oración sino con el baile. Un artista visual aparece con sus instalaciones formadas por la arqueología de huesos y calaveras humanas al lado de aparatos de televisión en desuso. Y también se da voz a los espectadores de los conciertos. Uno dice que Depeche Mode están tatuados en tres o cuatro generaciones. Otro habla de la muerte y el avance tecnológico (puede ser tan fan del grupo como de David Cronenberg). Un tercero dice que su música conecta con la muerte y la oscuridad. Otro le da todo el sentido posible a “Memento Mori”, el álbum, y “Depeche Mode: M”, la película, asegurando que van a celebrar y a recordar a los muertos con este disco. ∎