Martin Scorsese ha vuelto a hacer una película de gánsteres, pero ha pisado el freno y se ha concentrado en el paso del tiempo y en cómo le afecta a él mismo y a algunos de sus actores fetiche. Por primera vez, vemos juntos a Robert De Niro, Joe Pesci y otro sospechoso habitual como Al Pacino. Todos ellos en la setentena, como el propio Scorsese, recrean las historias de la mafia norteamericana a la vez que no tienen más remedio que pararse a preguntar qué ha sido de ellos y si merecía la pena que corriera tanta sangre.
De hecho, el título original del libro en que se basa la película, “I Heard You Paint Houses” (2004) de Charles Brandt –publicado en castellano en 2014 como “Jimmy Hoffa. Caso cerrado”–, es elocuente sobre la forma de actuar de Frank Sheeran “El irlandés”, a quien el autor entrevistó antes de su muerte, y que le confesó que había asesinado al célebre mafioso del sindicato de camiones Jimmy Hoffa, que desapareció en 1975 y cuyo cuerpo no ha aparecido nunca. Esta es la trama del filme, junto con la de Russell Bufalino, un padrino de la Cosa Nostra en Filadelfia. Sheeran es un inconmensurable De Niro, Hoffa es un histriónico Al Pacino y Bufalino es un inigualable Pesci. Incluso Harvey Keitel se permite un cameo como otro de los padrinos.
En la presentación de la película en el festival Lumière de Lyon, Scorsese confesó que fue De Niro quien lo convenció de hacer el largometraje gracias al guion adaptado de Steven Zaillian. Y que había continuado aprendiendo cosas sobre él mismo. Jugando con tres tiempos diferentes en la historia de los personajes y unos diálogos marca de la casa, el realizador teje una trama de idas y vueltas donde la acción se convierte paulatinamente en una reflexión sobre la historia del país, la política, la familia y la completa soledad en la que acaba el protagonista en una residencia de ancianos. La lucidez de Scorsese, en este caso, es conmovedora. ∎