Serie

El show de Vince Staples

Ian Edelman, Vince Staples y Maurice Williams(T1, Netflix)
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Vince Staples ha señalado que nunca había visto mencionado el nombre Northside Long Beach en la música o las películas antes de su tema de 2015 “Norf Norf”, y que “sentía que gran parte de su trabajo ha sido una antología de mi vecindario”. La exploración desde diferentes ángulos de esta comunidad específica se entremezcla en su obra con un mapa mental y emocional donde el umbral entre lo real y lo imaginario se difumina.

El centro de esta serie –cocreada con Ian Edelman y Maurice Williams– es la figura de Staples, por lo común con una expresión irónica impasible, esquiva, contenida y ambigua. Su deseo de creación audiovisual –previo incluso a la de la musical– se remonta a su infancia, cuando veía junto a su padre episodios de “M*A*S*H*” (Larry Gelbart, 1972-1983), y desde el principio de su carrera musical se ha manifestado en videoclips, intervenciones mediáticas, actuaciones actorales – “Abbott Elementary” (Quinta Brunson, 2021-)– o piezas para internet –en 2019 muestra en YouTube una especie de prototipo de su serie–. De hecho, ha desarrollado el proyecto de “El show de Vince Staples” (2024) durante siete años.

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Este trabajo pasa por una depuración gestual para ganar matices, singularidad y complejidad. Staples siempre ha denostado a los raperos que romantizan la vida en la calle y la reducción a estereotipos cómodos en la industria del entretenimiento “negro”, para defender la subjetividad, la búsqueda de una visión propia y la necesidad de efectuar distinciones particulares. De este modo, su serie se puede relacionar con facilidad con “Atlanta” (Donald Glover, 2016-2023) e incluso haría un posible programa doble con “American Fiction” (2023), de su amigo Cord Jefferson. La particularidad es la forma en que Staples trabaja la ficción minimal desde el sustrato confesional y autobiográfico, concebido como un cúmulo o puzle de experiencias personales, vivencias pasadas, rarezas diarias y estados mentales. Su trabajo como rapero no se muestra aquí en primer término, sino de un modo alusivo, como algo que avanza por debajo de las situaciones cotidianas.

En el álbum“Big Fish Theory” (2017), Staples hablaba sobre “cómo los raperos son percibidos y se perciben a sí mismos”, y ese doble aspecto recorre las vivencias de estos cinco breves episodios que juegan con motivos recurrentes: la trama carcelaria, el atraco o la violencia, los rituales familiares y de la comunidad. La idea es subvertirlos desde el tono y el tempo: por ejemplo, en la manera en que Staples se prepara un café en medio de un atraco. Sobre estas tramas, las situaciones cotidianas versan acerca del dinero, la fama y la persistencia de la violencia, y se enrarecen con una atmósfera y textura a veces onírica o imaginaria (David Lynch es otro referente manifiesto), en la que se infiltra la amenaza paranoica, la extrañeza y una suerte de desesperanza. Como indicaba en otro tema, “mis sentimientos me dijeron que el amor es real / pero los sentimientos aquí pueden hacer que te maten”. Todas estas situaciones, a veces nimias y otras extremas, parecen equipararse o nivelarse en ese bucle de un día cualquiera en que Staples muestra su vida.

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En la canción “Like It Is” de otro de sus grandes discos, “Summertime’06” (2015), Staples cantaba que no importa en qué nos convertimos, nunca escaparemos de nuestro pasado (“No matter what we grow into, we never gon’ escape our past”). La imposibilidad de esquivar el pasado, las escenas de infancia o adolescencia que retornan o laten por debajo (y a veces eclosionan de forma súbita), conforman las experiencias de la serie. El rapero no se resigna ni conforma con la idea de que hay un destino fijado, y apuesta y se rebela desde el carácter. Walter Benjamin recordaba una frase de Nietzsche (“El que tiene carácter tiene también una experiencia que siempre vuelve”) para comentar: “Y esto significa que si uno tiene carácter, su destino es esencialmente constante; lo cual, a su vez, significa –y esta consecuencia ha sido tomada de los estoicos– que no tiene destino”. Esta idea del carácter, propia de muchos personajes populares de la literatura, el cómic, el cine o la televisión, que no cambian por mucho que en apariencia lo hagan los argumentos, se hace evidente en el planteamiento de “El show de Vince Staples”: el centro de interés es la figura de Staples, mientras cada episodio crea una historia de género distinta y ocasional.

Frente a la marca del destino (y la pornografía del trauma y la violencia) a la que se recurre desde las ficciones estereotipadas sobre la cultura afroestadounidense –Staples ha mostrado su enojo porque la gente los mire como entretenimiento y no como personas–, la singularidad del carácter posibilita la complejidad expresiva y artística: energía vital, a veces maníaca, que puede derivar en calma, introspección, desesperanza y angustia contenida, todo conjugado desde la fluidez de tono en el retrato cotidiano y a la vez extraño, humorístico y ambiguo de un día cualquiera. ∎

Lo extraño de lo cotidiano.
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