Libro

Javier Zamora

SolitoRandom House, 2024

Nacido en 1990 en La Herradura, un pequeño municipio de El Salvador, Javier Zamora emprendió, con tan solo 9 años, un periplo a través de su país, Guatemala, México y el desierto de Arizona para intentar reunirse con sus padres, residentes en California. Un viaje “ilegal” –la embajada norteamericana le denegó el visado– que lo desgajó de su entorno familiar –sus abuelos y su tía– y que marcaría su vida para siempre.

Años después, primero con la poesía y después rememorando minuciosamente esos dos meses de peregrinaje a través de la narrativa con “Solito” (2022; Random House, 2024; traducción de José García Escobar), Zamora encontró en la escritura –gracias, entre otros, al proyecto 826 Valencia fundado en San Francisco por Dave Eggers y Nínive Calegari y a la ayuda de su terapeuta– el bálsamo para atenuar el trauma de esa impresionante experiencia.

Existen montañas de testimonios de todo tipo sobre la experiencia de las migraciones, pero ninguna como “Solito”, un libro escrito con el corazón y las entrañas del que es imposible salir indemne. El gran acierto de la obra es la logradísima voz narrativa: todo está descrito desde la inocencia y el asombro de un niño que desconoce la maldad del mundo y que irá despejando en las interminables etapas del viaje. También descubrirá la solidaridad entre desconocidos y la perseverancia por conseguir un objetivo que cada año, cada día, se cobra docenas de vidas en su intento por vislumbrar una vida mejor lejos de sus lugares de origen.

“Solito” no es solo un testimonio desgarrador, doloroso y duro, es también un deslumbrante espejo que pone a las sociedades opulentas delante de la tragedia que supone para “los otros” el valiente desplazamiento sin papeles. Zamora transmite con su lenguaje hiperrealista la incertidumbre, el miedo, el peligro, la angustia (y también la bondad, el compañerismo, la empatía) de los desarraigados que deciden jugárselo todo para intentar avistar horizontes más esperanzadores.

Las casi 500 páginas del libro son un portentoso goteo de humanidad –¿cómo no querer a Abuelito Chepe, Abuelita Neli y a Tía Mali, añorados durante las interminables semanas de ruta?– que tiene en El Chino, Patri y Carla, la “familia” que se establece durante la migración, entre “coyotes” de todo pelaje, inseguras travesías en barco, sofocantes caminatas por el desierto de Sonora e interminables esperas en alojamientos precarios, el excepcional vértice positivo de una experiencia de la que nadie puede salir indemne. ∎

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