El logo con las dos iniciales y la trompeta debajo, el sello verde o el dorado, el rediseño con fondo gris plateado… A nada que te pongas a pensar, has estado rodeado desde niño de los discos de A&M Records, quizá en el salón de los padres cuando eran jóvenes y modernos y se compraron uno de Sergio Mendes & Brasil ‘66; cuando Cat Stevens te tocó la fibra adolescente; cuando te diste cuenta de lo fundamentales que eran Burt Bacharach, Carole King y los Carpenters; cuando explosionó la new wave con The Police y Joe Jackson. La discográfica A&M Records siempre ha estado ahí, en primera fila y lanzando uno tras otro discos y artistas trascendentales, logrando éxitos tremendos a menudo de lo más insospechados.
No tendrá la identidad o la mítica de otras más uniformes o esporádicas, pero es como ese tesoro nacional que se da por hecho. “La historia de A&M Records” (2021) era necesaria para contarnos lo que probablemente ya sabíamos o tenemos más o menos desperdigado en nuestro bagaje personal. Pero quizá no éramos conscientes de la gigantesca importancia de su legado global y, sobre todo, del funcionamiento en realidad independiente y muy personal de un sello que vendió millones de copias de decenas y decenas de títulos, comandado por dos amigos que funcionaron como tales y hoy lo siguen siendo: el músico Herb Alpert y el ejecutivo de corazón artístico Jerry Moss.