El centenario de nacimiento de Jack Kerouac (1922-1969) parece que está pasando con más pena que gloria. Pero la influencia del autor de “En el camino” (1957) sigue latente en las más variadas facetas de la cultura popular de hoy. El ansia de libertad y de vivir al margen de las reglas que la sociedad impone en cada momento histórico no caduca y el “vagabundeo” kerouaciano sigue tan vigente como cuando brotó a mediados del siglo pasado.
Una prueba es este voluntarioso volumen a cargo del venezolano Miguel López –con breve prólogo de Jesús Ordovás y maquetación fanzinera– que nos introduce en la vida del autor de “Los vagabundos del Dharma” (1958) y en los entresijos de la Generación Beat, en esa encrucijada de talento y desprecio por los valores asentados en los Estados Unidos pos Segunda Guerra Mundial que confluyó, entre muchos otros (y otras), en nombres como Allen Ginsberg, William S. Burroughs, Gregory Corso y Lawrence Ferlinghetti.
López nos recuerda la importancia de Neil Cassady en la concepción de “En el camino” y se detiene en analizar la importancia que el jazz (Charlie Parker y los “jóvenes leones” de la armada bebop) tuvo en la escritura de Kerouac, además de analizar las grabaciones de spoken word que el novelista publicó acompañado de Steve Allen, Al Cohn y Zoot Zims.
También dedica amplio espacio a subrayar la profunda huella de Kerouac en músicos como Bob Dylan, Grateful Dead, Patti Smith, The Doors, Van Morrison, Tom Waits y, en menor medida, David Bowie, Joni Mitchell y Bruce Springsteen.
El libro incluye un CD con música compuesta por el uruguayo Jorge “Flaco” Barral que “sonoriza” el viaje de Kerouac: una excelente banda sonora que resuena a wéstern, asfalto y paisajes inacabables –y que interpola con buen ojo el “Death Letter Blues” de Son House, además de rememorar la influencia de culturas “exóticas” en los beats en cortes como “Dreams” y “The Mexicanita”–, ideal para volver a leer (o releer) “En el camino”. La carretera espera. ∎