¿Qué es un director de cine? Esta es la pregunta que trata de responder la serie documental “Mr. Scorsese” (2025), dirigida por Rebecca Miller para Apple TV+. ¿Qué es, efectivamente? Desde fuera parece ser alguien que pone en escena una serie de imágenes, que toma decisiones durante el rodaje, que fragmenta y luego reordena el mundo para contar su historia. Sin embargo, en “Mr. Scorsese” vemos justamente todo lo que no se ve: lo irracional, la culpa, la furia destructora y creativa al mismo tiempo, el abuso de drogas, la ambición desmedida, el abismo y la autodestrucción.
Sorprende justamente ahora, o quizá por ello, conocer al verdadero Scorsese en el momento en el que se había convertido en el abuelo más simpático de TikTok gracias a los vídeos de su hija Francesca, y descubrir una figura totalmente compleja, por momentos antipática, en lucha constante consigo mismo y sus numerosos demonios. Aunque ya desde el primero de los cinco episodios de la serie se trata de explicar de dónde surgía esa furia capaz de destruir un cuarto durante una discusión, hablándonos de su infancia en el Lower East Side, de su cercanía con la mafia, de la violencia de las calles, de su catolicismo y su vocación sacerdotal, esto no explica por qué Scorsese es como es. Y esto es lo interesante de la serie, que no pretende “cerrar” al personaje, sino hacernos partícipe de sus contradicciones.
“Mr. Scorsese” funciona así como confesionario donde el artista es tanto el confesor como el pecador. El director de “Toro salvaje” (1980) tiene aquí la necesidad de desnudarse ante el espectador, de buscar la absolución de sus pecados personales pero también de algunos fracasos creativos como “Boxcar Bertha” (1972) o “Kundun” (1997). Su sinceridad es apabullante, relatando episodios de violencia, el fracaso de cinco matrimonios o la vida de drogas, sexo y rock’n’roll que vivió junto con el cantante de The Band, Robbie Robertson (1943-2023), hasta acabar medio muerto en un hospital. Lejos de la hagiografía al uso, la serie revela las dificultades de un autor dentro de la industria y su lucha por mantener su independencia contra el poder de los estudios.
Pero, por supuesto, “Mr. Scorsese” es también una serie sobre su obra, marcada inicialmente por el cine italiano y neorrealista, la nouvelle vague o John Cassavetes, y cuya fuerza residía en atreverse a filmar las violentas calles de Nueva York de los años setenta, cuando realizó películas como “Malas calles” (1973) y “Taxi Driver” (1976), imágenes en estado bruto que no se podían despegar del mundo de asfalto del que surgían, muy distintas a la sofisticación de sus películas de los últimos años. Es también especialmente interesante ver cómo se describe la intensa colaboración con su equipo, primero con Robert De Niro, con el que compartía esa locura que ambos parecen llevar en las venas, y luego con Leonardo DiCaprio, pero también con su montadora Thelma Schoonmaker, convertida en las manos y los ojos del director. Pero, sobre todo, este es un viaje hacia los infiernos de un creador marcado por traumas y obsesiones.
Martin Scorsese ha logrado convertirse, gracias a su amplia y variada obra, con éxitos de taquilla como “El lobo de Wall Street” (2013), en uno de los directores que más generaciones de cinéfilos han respetado y que ha logrado salir indemne frente a esa apisonadora que son los estudios de Hollywood. Una lucha contra el sistema que es una lucha también contra sí mismo y su desmedida ambición, y que nos habla de un artista que no vivió del cine, sino que vivió literalmente en el cine, arrollado por ese tren de fotogramas. ∎