Cómic

Richard McGuire

AquíSalamandra Graphic, 2015
Una misma habitación y muchos mundos diferentes. La vida cambia, evoluciona, y con ella el contexto que nos rodea. Pero hay cosas que permanecen. El recuerdo de un lugar, un espacio para siempre. Richard McGuire da alas a una historieta breve protagonizada por el rincón de un apartamento. Es un experimento que nos hace soñar con lo vivido e imaginar lo que aún hemos de vivir. Eloy Fernández Porta comentó esta extraordinaria obra en el resumen de 2015 en Rockdelux, cómic que consiguió alzarse con el premio al mejor del año en nuestras listas.

Tocar rock sin guitarras y dibujar cómics sin narración son operaciones deconstructivas, pero también inventivas. Quien las hace inventa un modo nuevo de vivir el tiempo y la cadencia de esos géneros. Richard McGuire (Nueva Jersey, 1957) hizo ambas cosas, a lo largo de los ochenta, en distintos espacios de la escena alternativa de Nueva York. Empezó la década tocando el bajo en Liquid Liquid, la banda que demostró que el post-punk podía ser bailongo y funk. Tras la disolución del grupo, se matriculó en la School Of Visual Arts, donde fue alumno de Art Spiegelman. En la revista que este dirigía, la legendaria ‘Raw’, se publicó, en 1989, la primera versión de “Aquí”: una historieta breve protagonizada por el rincón de un apartamento. 

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Para la versión expandida de aquel proyecto (2014; Salamandra Graphic, 2015), McGuire ha usado como fuente su colección de fotos familiares. Las ha copiado, alternando el dibujo vectorial y el analógico, y las ha ido barajando, en insólitas anacronías, con instantáneas posibles del pasado y del porvenir. Sobre la imagen reiterada del rincón, reproducida a doble página, se despliegan series flotantes de viñetas inscritas que, a cada vuelta de hoja, configuran modos distintos de secuencialidad y afecto, guiados por una canción, una sinestesia o un déjà vu. Un monumento a lo infraordinario y un homenaje a las formas de imaginar la temporalidad que concibió el siglo XX, y que se esfumaron con él: el álbum de familia y la máquina del tiempo. Y, asimismo, una propuesta de futuro: “Que la fotografía sea”, como intuyó John Berger, “la profecía de una memoria social y política todavía por alcanzar”. ∎

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