Libro

Sara Morales

¿Cuándo se come aquí? El gran golpe de Siniestro TotalEfe Eme, 2024

Ahora parece insólito pensarlo, pero, en los años ochenta, la popularidad de Siniestro Total en Galicia era tal que sus cintas sonaban en los autobuses escolares cuando los chavales de la época nos íbamos de excursión. En un momento de este libro, Julián Hernández alude a lo bien que sus temas, irreverentes, gamberros y delirantes, conectaban con los niños. Pero en su álbum de debut, “¿Cuándo se come aquí?” (1982), había algo más que gracietas y que voluntad de epatar, por eso es oportuno recordarlo en su contexto histórico, cultural y geográfico para captar todas sus dimensiones.

Eso es lo que intenta la periodista Sara Morales (Zaragoza, 1983), quien, tras publicar “Conversaciones con Ana Curra” (2021) en esta misma editorial, se ha lanzado a tejer una historia oral de los inicios de la banda y de su rompedor primer disco en “¿Cuándo se come aquí? El gran golpe de Siniestro Total”. No recurre a muchas voces para ello: son catorce las personas entrevistadas –todos varones, por cierto– entre miembros y exmiembros del grupo (de Germán Coppini repesca solamente algunas declaraciones de archivo), allegados como Kiko Fuentes, otros músicos amigos como Antón Reixa y Javier Soto (Os Resentidos), Teo Cardalda y Pablo Novoa (Golpes Bajos), Servando Carballar, de DRO; el productor del disco, Paco Trinidad; el portadista, Óscar Mariné; los periodistas Jesús Ordovás y Diego A. Manrique, y el escritor Agustín Fernández Mallo (cuya ocurrencia de la “Generación Nocilla” es un homenaje a la canción “Nocilla ¡qué merendilla!”). No necesita más. Entre todos ellos ofrecen una visión amena y reveladora de todo lo que rodeó a un álbum que, conviene recordarlo, fue una anomalía también en la extensa discografía de Siniestro: el único en el que cantó Coppini y, de largo, el más punk y demente. Un elefante en la cacharrería del pop español de entonces.

De entre el relato, hay un aspecto que no se ha tratado mucho y que Julián Hernández trae muy bien a colación: tras el florecimiento de una edad dorada de la vanguardia artística gallega con la Xeración Nós (entre 1920 y 1936), todo aquello fue eliminado radicalmente por el franquismo, pero el vanguardismo reflotó en la transición gracias a colectivos como Rompente, que creó Antón Reixa junto a otros artistas afines en 1975. De forma muy simbólica, Hernández (haga trampa o no) data el comienzo de Siniestro Total el mismo día que murió el dictador, el 20 de noviembre de 1975. Es interesante percibirlos en ese contexto, pero, aunque el líder de facto de Siniestro tenía mucha relación con Rompente, ellos siempre fueron por libre, y empezaron a volar en Madrid gracias a que cayeron en gracia en los ambientes adecuados: Rock-Ola, DRO, Onda 2…

Historia interesante también es la de la marcha de Coppini, en un capítulo que abre vasos comunicantes con otro libro de Efe Eme: “Escenas olvidadas. La historia oral de Golpes Bajos”, de Xavier Valiño (2018). En realidad, de aquella aparente gran traición todos salieron beneficiados: el vocalista creó un grupo todavía mejor mientras que, con Miguel Costas asumiendo el rol de cantante, Siniestro vivió su etapa más exitosa y recordada.

En sus breves introducciones, la autora se muestra más fan que crítica con respecto al legado del grupo vigués, aunque no tanto como Jesús Ordovás, cuyos elogios son tan conscientemente exagerados que dejan de ser creíbles. Se agradece, en contraposición, el que sean los propios miembros de la banda quienes se muestren más autocríticos y, lo mejor, ver cómo ofrecen puntos de vista muy diferentes sobre los mismos temas. Sin mostrarse de modo demasiado explícita, la diferencia de criterios entre Hernández y Costas planea sobre todo el libro.

Y hay un capítulo que me llama mucho la atención y que daría para otro artículo, el titulado “¿Impensable hoy?”. En él aflora un consenso casi aplastante en torno a la idea de que un disco como ese no podría ver la luz en la actualidad debido a la ola de corrección política, y a la teoría de que ahora hay menos libertad que entonces, lo que haría imposible que se publicaran temas como “Las tetas de mi novia”, “Hoy voy a asesinarte” o “Chochos voladores”. Sin embargo, sus componentes solo recuerdan un caso de censura en toda la historia del grupo. Fue en un programa televisivo de  La 1, conducido por Jesús Hermida, en 1988, cuando les prohibieron interpretar el tema “Alégrame el día” por sus alusiones a Dios y la Virgen María. ∎

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