A lo largo de casi una década,
Roberto Massó (Cáceres, 1987) ha producido una buena cantidad de cómics –
“Medieval Rangers” (DeHavilland, 2014),
“Pulimento” (Libros de Autoengaño, 2016) o
“Cadencia” (Fosfatina, 2019), por ejemplo– que le han otorgado una merecida fama de autor experimental: su trabajo, que reduce la anécdota argumental a la mínima expresión, cuando no es directamente abstracto, desafía lo que muchos entienden por cómic. Sin embargo, hace dos años se enfrentó al reto de realizar un tebeo histórico de encargo,
“El relato de Hernando de Bustamante” (Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste, 2019), relativamente más convencional pero en el que no abandonó sus trazas innovadoras. Y su libro más reciente,
“Vida rana” (Apa-Apa, 2021), bebe de ambas fuentes: narrativamente, se desarrolla de manera original y movido más por la secuencia gráfica (y aquí nos referimos también a los textos y su disposición) que por el argumento propiamente dicho, pero a la vez tiene hechuras de cuento de hadas clásico, con príncipe/protagonista convertido en rana (¿atribulado trasunto del autor?) y viaje del héroe incluidos. Es lo más cerca que ha estado nunca Massó de producir un cómic tradicional, y sin duda le valdrá para explorar nuevos caminos.