Álbum

Barrie

BarbaraWinspear-Popstock!, 2022

Barrie siempre fue un proyecto de pop de autora, pero en el notable “Happy To Be Here” (2019), dicha autora, Barrie Lindsay, se dejó acompañar por otros músicos y les dejó salir en la portada. Un mes después del lanzamiento, aquel quinteto de indie pop ensoñador se disolvía para abrir paso a una Barrie más Barrie que nunca, la de este “Barbara”: encargada casi al 100% de las tareas de composición, arreglos y producción; desvelando más de lo habitual sobre sí misma en un disco sobre amor y duelo.

En la soledad del confinamiento, Barrie armó un puñado de canciones no solo dreamy, sino también puramente synthpop, puro pop de guitarras o folk. En las letras explora su enamoramiento de y matrimonio con Gabrielle Smith, de Gabby’s World, pero también las emociones resultantes de la muerte de su padre. Eso sí, sin abrazar al cien por cien la tendencia a la honestidad radical de la música actual: se palpa un importante grado de verdad, pero no aparecen detalles de intimidad incómoda.

Este (velado) diario arranca con una página adorable, “Jersey”, escrita con la buena y grácil letra pop de The Sundays. En esa misma onda se sitúa la posterior “Bully”, con inesperado protagonismo del dulcémele. También bastante acústica suena “Jenny”, la canción, quizá, más americana hasta la fecha de una productora hasta ahora más etérea que terrosa. Tirando de influencias como James Taylor (en la guitarra) o The Band (en el órgano), Lindsay se marca una delicia intemporal sobre los primeros días que compartió con la que no tenía ni idea de que acabaría siendo su esposa.

“Barbara” es, sobre todo, un disco de juegos con el sintetizador, el que abre “Frankie” como directamente sacado del arsenal de New Order. Temáticamente hablando, debe ser la canción más política que Barrie haya escrito nunca: una reprimenda a quienes oyen “Wichita Lineman” (Glen Campbell) como un homenaje al trabajo duro y no como descripción de, en palabras de Lindsay, una “situación triste y jodida”.

El fantástico single “Quarry” tiene su robusta base en un hipnótico y algo mareante bucle de sintetizador, quizá como espejo del mareo que asociamos al enamoramiento. De eso va el tema: de lo bien que se está cuando se está enamorado… aunque tengas el pie sangrando. Vale la pena echar un ojo al vídeo dirigido por Robert Kolodny (“Procesión”), en el que vemos a la artista cortarse mechones de pelo como si nada mientras avanza en su día por el barrio de Bedford-Stuyvesant. También positiva en su letra es “Concrete” (muy CHVRCHES), cuyo estribillo final nos invita con elocuencia a encontrar la confianza en nosotros mismos.

Completando el variado repertorio encontramos desde el tribalismo de “Dig” (en sintonía con los Dirty Projectors más femeninos) hasta la final delicadeza pianística de “Bloodline”, pasando por la pieza, quizá, más sorprendente, una “Basketball” con arquitectura ambient techno. Barrie puede puede con todo. Lo suyo solo acaba de empezar. ∎

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