Álbum

Chat Pile

Cool WorldThe Flenser, 2024

Si “God’s Country” (2022) te dejó exhausto, aquí hay más madera para descender a los pozos de la desesperación: el segundo largo –tercero si contamos la banda sonora que entregaron a finales de 2022 para el filme “Tenkiller”– es otra brutal bofetada en la cara del rock más acomodado y “vendible”.

El cuarteto de Oklahoma City –Raygun Busch (voz), Luther Manhole (guitarra), Stin (bajo), y Cap’n Ron (batería)– reivindica con su música una forma de ver el mundo en clave pesimista, tal y como se desprende de su contundente declaración de intenciones: “Tratamos de capturar la ansiedad y el miedo de ver el mundo desmoronarse”. Y posiblemente el tema que mejor la ejemplifica en “Cool World” –que toma su título de la película de Ralph Bakshi de 1992, una extraña mezcla de dibujos animados y personajes reales con Bad Pritt y Kim Basinger en el reparto– sea el que lo cierra, un “No Way Out” que rebaña del legado de Big Black –uno de los referentes declarados de la banda– y finaliza con las palabras “No hay escapatoria / no hay salida” tras pintar un retrato con las cenizas del american dream (“Desde el momento en que naciste se acabó / Sueños / Destrozado en el suelo / Entonces yo era un creyente / Un soñador / No tengo nada ahora”).

A la música de Chat Pile se le puede poner los prefijos que uno quiera –post-hardcore, post-metal, post-punk, post-sludge, post-industrial…–, pero lo único que no cambiará es su monolítica y apabullante fisicidad, esa sensación de enfrentarse a una taladradora sobrecargada de electricidad que te va succionando las vísceras hasta dejarte seco y mutilado, arrojado a las ruinas de un paisaje industrial posapocalíptico, el manifiesto de una banda de rock estadounidense moldeada por una sociedad definida por sus fríos y crueles sistemas de poder” (vean las notas en Bandcamp). Incluso en su formulación más “radiable” –la magnífica “Shame”, con un Raygun Busch en plenas facultades vocales– anida el virus de la más pura aflicción: “Todas las lágrimas fluyen de la misma fuente / Y el mundo se estaba abriendo temblando / Con todos nuestros padres sonriendo / Y las estatuas se elevaron muy por encima de nosotros / Y Dios permaneció en silencio / Lástima”. Y aunque el factor sorpresa se rebaje para todos los que cayeron en las redes de “God’s Country” –como ocurre con la mayoría de los grupos–, la propuesta de Chat Pile continúa incorruptible y desafiante, desplegando perturbadores daguerrotipos de un escenario de capitalismo salvaje que únicamente sabe modelar callejones de angustia y desaliento. ∎

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