Álbum

Christopher Owens

I Wanna Run Barefoot Through Your HairTrue Panther, 2024

La biografía de Christopher Owens es de película, pero película de terror. La concatenación de calamidades varias que le han ocurrido desde niño al estadounidense resultan inauditas, dando forma a una biografía que, si no fuera dolorosamente cierta, parecería de ficción. Y no es un tema paralelo a su creación musical: su personalidad artística está mediatizada por sus vivencias personales de una manera cruda y a la vista de todo el mundo. En ninguna de sus obras se ve con tanta crudeza como en “I Wanna Run Barefoot Through Your Hair”, su nuevo trabajo en solitario. Pero no nos adelantemos…

Empecemos por el principio: Christopher Owens nació en Miami en 1979 en el seno de una familia que formaba parte de una secta malrollera llamada Children Of God. Para hacernos una idea: Steve, el primer hijo de la familia, murió porque no estaba permitido tratar a los niños con medicinas. Junto con otros miembros de la congregación, viajó por diversas partes de Asia y Europa. Más tarde recaló en Texas, escala hasta San Francisco, a donde fue a buscarse la vida como pintor y acabó formando parte de la escena de Ariel Pink y Holy Shit. Allí formó la banda Girls, que lo llevó al éxito gracias a sus dos estupendos discos (“Album”, 2009; “Father, Son, Holy Ghost”, 2011). Entremedias, el también estimable EP “Broken Dreams Club” (2010).

De forma paralela, Owens desarrolló una adicción a sustancias varias (heroína, fundamentalmente) que fue trazando una nube negra a su alrededor. Del tipo de personas que sabes que no están bien, aunque no sepas por qué. Su carrera en solitario parecía poder ser la tabla de salvación, pero, aunque musicalmente mantenían el tono elevado, ni el folkie Lysandre” (2013) ni sus continuaciones (A New Testament”, 2014; Chrissybaby Forever”, 2015) consiguieron replicar el éxito comercial de Girls. Tampoco su nuevo grupo Curls. De pronto, Owens desapareció de la primera línea musical y se dedicó a tener un trabajo, digamos, “normal”.

Y de ahí hasta este “I Wanna Run Barefoot Through Your Hair”, que además supone una vuelta a su primer sello, True Panther. Lo que no sabíamos es que el tono de dolor, duelo y casi desesperación del álbum relatan la última vuelta de tuerca a su tremebunda biografía. Tras un accidente en el que un SUV lo arrolló mientras montaba en moto, Chris quedó gravemente dañado y en cama durante varios meses. Renunció a tratamiento médico –más que probablemente por la carga financiera que suponía– y en poco tiempo perdió a su pareja, su trabajo y su casa. Intentó volver a poner en marcha Girls y, al poco Chet “JR” White, el otro miembro del dúo, falleció repentinamente (en octubre de 2020).

Esa sensación de no poder más con los golpes de la vida planea sobre el nuevo elepé, que recupera el sonido de rock espiritual de “Father, Son, Holy Ghost”. Las canciones transitan en calma, con desarrollos largos de raíz setentera en los que Christopher y su nueva banda tratan de escapar de la oscuridad. “Déjame solo / Estoy muriéndome aquí”, canta en la inicial No Good”. En general, la parte estrictamente musical suena agradable, con momentos puntuales de épica, dejando que las estructuras se alarguen y que los instrumentos dialoguen unos con otros sin ocupar demasiado espectro sonoro. Un poco al estilo de los últimos discos de Cass McCombs, por establecer una referencia. Ocurre en Beautiful Horses” oI Think About Heaven”, primer adelanto del trabajo y pieza central del mismo. Aquí Owens lidia con una nueva espiritualidad encontrada en este periplo oscuro. “Pienso en el cielo y sonrío / Las cosas no parecen ir tan mal”, dice en esa pugna entre el bien y el mal, el cielo y el infierno que recorre el disco como una cicatriz.

La armónica, protagonista en I Know”, le da un aire country. Son en general canciones de digestión tranquila, que se van desvelando poco a poco en el oído del oyente, emocionando y evocando de manera sutil. En ese sentido, So” es quizá el corte más intimista, con una voz que parece a punto de romperse. La belleza de su línea melódica lo compensa. La espiritualidad se hace carne en “Distant Runner”: “Tú eres la luz / debo seguirte”. Owens deja para el final la que es quizá la mejor canción de todas: “Do You Need A Friend”, compañera espiritual de “Vomit”, quizá la composición que mejor lo define (incluida en “Father, Son, Holy Ghost”). Es un tema épico que crece hasta el infinito y que genuinamente deja sin aliento con el verso “Si de verdad quieres saber / Apenas sobrevivo estos días”.

Si la música puede ser una terapia, tiene que ser a través de obras así, que vienen a ser como mirar por el ojo de una cerradura el alma de un hombre roto que, a pesar de todo, consigue encontrar vías de esperanza. La música es una de ellas. ∎

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