Aquí hay mucho flow, buen acopio de clase y derroche de vibraciones positivas. Jordi Pareta (JP Sunshine) y Guillem Bergadà (Guim), ambos miembros del colectivo barcelonés Mainline, se conocieron en un club de su ciudad en otoño de 2018, y lo que entonces comenzó como una serie de sesiones conjuntas como pareja de DJs se ha extendido ahora al que es el primer álbum de su proyecto musical conjunto, Ciutat.
Y cuando hablamos de extensión lo hacemos en el más estricto sentido de la palabra, teniendo en cuenta que en sus veladas prima una mixtura de jazz, house y downtempo en general. Al menos es así como las describen. De hecho, bastan unos segundos de su apertura, “Manual de autoayuda” (junto al británico –afincado en Barcelona– EJ Marais), para darse cuenta de que aquella cadencia rítmica que imperó en Reino Unido en el cruce entre los ochenta y los noventa (Soul II Soul y demás producciones y remezclas de Nellee Hooper y Jazzie B; los hits de DNA y Beats International; el fulgor del acid jazz: ahí está el protagonismo de la trompeta en algunos tramos) debe figurar en su devocionario particular. Aunque hay también en este “Brandon” algo de la plantilla sónica y del espíritu de aquellos tres “Jazzmatazz” de Guru (entre 1993 y 2000) o de la sensualidad de los mejores Fun Lovin’ Criminals, los de los años noventa, sin que por ello quepa deducir que es un trabajo exclusivamente anclado en los noventa: el Auto-Tune y la juventud de sus colaboradores –todos músicos de la escena barcelonesa, la mayoría aún en la veintena– lo sitúan en ocasiones cerca del sesgo urban (ocurre en “Techo”, con Chico Blanco, y esos teclados que parecen querer hermanar a Alizzz con el latin house), por mucho que la calidez de “Que salga el sol”, con la guitarra española de Rafael Ulecia, evoque el ascendiente del Café del Mar ibicenco.
Es un álbum francamente diverso, tan solo hermanado por el calinoso buen rollo que busca (y encuentra), muy propio de las primeras horas de la mañana de un día claro y veraniego, por el apego a las calles de su ciudad y por los trinos de pájaros que brotan de vez en cuando e iluminan el instrumental “Canto de Hans en la Fageda”, que por algo el disco entero está inspirado en la ornitología y en la sensación de libertad del vuelo libre. “Gasss”, con Xavi Bufa (Xavi Lozano, de quien dicen que aquí toca una valla de obra: la verdad es que tiene callo en lo de hacer música con toda clase de objetos), es un instrumental cercano al jazz, mientras que el house old school (es decir, de la promoción 87-88) ilumina soluciones rítmicas en títulos tan inequívocos como “(Tienes) el groove” o “El house de la ciutat”. Una versión en clave downtempo de “Sabor a mí”, el célebre bolero de Álvaro Carrillo de 1959, con la voz de la jovencísima Kora (20 años), apuntilla un debut que incurre en un buenrollismo con fundamento, y no como una colección de postales turísticas o eslóganes vacíos. ∎