Montar un supergrupo y conseguir que el estilo de todos sus miembros logre tener identidad propia, sin que la de nadie engulla al otro, no es fácil, y sin embargo es algo que Pimp Flaco, Luichi Boy, Toni D, Al y Dannel lograron con su álbum de debut, “Préstame un sentimiento” (2019).
Si su debut se caracterizaba por tener un buen puñado de canciones de pop, este “Sobredosis de amor”, coproducido con Brian Hunt, supone un punto de inflexión: el disco se abre con un pop atmosférico y de tintes casi épicos en “Se apagó” que engancha a la primera escucha. Lo mismo sucede con “Santa”, que sigue esa línea cercana al hyperpop. Pero lo que llama la atención de esta continuación es el protagonismo que cobran las seis cuerdas. En la canción que da título al álbum, por ejemplo, lo primero que se escuchan son unas guitarras noventeras y algo distorsionadas que aunque están en un aparente segundo plano terminan por hacerse con el control de la canción; pero en temas como “Almohada”, “Walla Pop” y “Un cabrón con suerte” son protagonistas absolutas. Se trata de canciones de indie pop energético y guitarrero de poco más de 2 minutos y que emparentan al grupo con bandas como Carolina Durante o, si miramos más atrás, con los primeros Planetas o con unos Punsetes sin su mala leche. Mención especial merece “No sé”, que combina el pop melódico de algunos de sus temas con las guitarras: tiene personalidad propia y se crece con las escuchas.
Aunque el tema más recurrente en este disco de Cupido es el desamor, hay poco espacio para las baladas: lo más parecido que se puede encontrar es el medio tiempo de “La pared”, con una letra que habla de construir muros con opción de derribo. El propio Pimp Flaco comentaba en un post de Instagram que para escribir el álbum “he vomitado toda mi pena por un amor imposible” y también dice haber volcado aquí sus mejores letras.
Aunque habrá quien eche de menos más temas de pop como “Se apagó” o los que les dieron a conocer en su debut, este álbum nos habla de un grupo que no se conforma con repetir fórmula y que además busca la comunión entre el ánimo de las letras y el estilo de las canciones (en “Almohada” se escuchan cuerdas y sintetizadores; y samples que parecen sacados de una nave espacial en “Universo”). Lo más interesante, sin embargo, es cuando optan por canciones en las que unifican varios estilos, como “No sé”, o cuando optan por ese pop que se les da tan bien, aunque escuchando “Sobredosis de amor” es inevitable pensar que este es un álbum compuesto con los directos en mente, y que es sobre el escenario donde este trabajo debería crecerse. ∎