Álbum

Damon Albarn

The Nearer The Fountain, More Pure The Stream FlowsTransgressive-[PIAS] Ibero América, 2021

Desde hace un par de décadas, Damon Albarn parece hacer, sobre todo, lo que le mandan sus instintos, no lo que se supone que debería hacer: es decir, girar sin parar con Blur tocando tan solo los éxitos. Tras el gran Mali Music” (2002), o aquella ópera sobre un astrónomo del siglo XVI (Dr Dee”, de 2011), o la banda sonora de aquel musical con inspiración en Lewis Carroll (“Songs From Wonder.land”, de 2015), ahora se marca un disco de difícil clasificación, ejercicio de pop intimista con vistas al art rock, el jazz o el krautrock. Siempre a su aire.

El disco nació como un homenaje a Islandia, el país donde viajó por primera vez hace un par de décadas (al parecer, huyendo de la fama) y del que a principios de año consiguió la ciudadanía. Un festival de artes francés le dio carta blanca para hacer lo que quisiera y Albarn propuso un disco de improvisaciones desarrolladas, en compañía de músicos orquestales, mientras miraba a través de la mejor ventana de su casa de Reikiavik. Esa desde la que, según cuenta la prensa local, se divisan playas de arena negra, un mar color pizarra o una montaña mítica con tema propio aquí: “Esja”.

Por culpa de la pandemia, Albarn no llegó a rematar ese proyecto, pero recicló ideas melódicas y elementos diversos para lo que ha acabado siendo la continuación de “Everyday Robots” (2014): otra ración de Albarn en solitario, muy solitario, a pesar de estar rodeado de un puñado de músicos; los más recurrentes, sus maravillosos aliados Simon Tong y Mike Smith, fieles en, respectivamente, guitarras y teclados.

El elegíaco tema inicial de arranque, una delicada obra maestra art pop y britfolk, invita a pensar que Albarn ha transmutado en David Sylvian. Su fragilidad sonora (ritmo fúnebre, suaves toques de electrónica, la incursión minimalista del Elka Space Organ) encuentra analogía en una letra sensible en tributo al desaparecido Tony Allen: “Te has marchado / En el largo viaje sin opción de vuelta / Es infructífero estar de luto por ti / Pero ¿cómo se puede evitar estarlo?”. Albarn abandona esta modalidad casi de inmediato, sea como sea. De hecho, tarda hasta el final (“Particles”, sobre la vida a escala atómica) en volver plenamente a ese nivel de exquisitez, aunque en el disco abundan esas melodías tristes y emotivas que son marca del Albarn al margen de Blur.

En la estupenda “The Cormorant” ensaya con un vibrato al estilo Elvis Costello y deja que entren los aires jazz. “Royal Morning Blue” no queda tan lejos de Gorillaz, o la versión más melancólica de estos, que también existe (recordemos “On Melancholy Hill”). Claramente empieza a verse el ángulo depresivamente ecologista del álbum: “Quédate a mi lado mientras el mundo se acaba”, canta hipnóticamente en la outro. Un aura de final de todas las cosas envuelve igualmente “The Tower Of Montevideo”, preciosa en su evocación de un viejo edificio (al parecer, el emblemático Palacio Salvo de Montevideo) donde una vez hubo cine y fiestas. Una vez. ¿Recuerdan esos tiempos? ∎

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