En el verano de 2018, Nicolas Jaar y Dave Harrington hicieron hueco en sus apretadas agendas para volver a trabajar juntos bajo el pabellón de DARKSIDE. El éxito cosechado por “Psychic” (2013), su primer álbum, propulsó una exigente gira tras la que el dúo decidió abrir paréntesis para centrarse en sus respectivas carreras por cuenta propia. Aquellas lejanas sesiones de estío fueron tan productivas que casi todo el contenido de este segundo larga duración proviene de las mismas. Han tardado en ver la luz, pero la espera se da por buena porque “Spiral” es un disco que intriga y estimula. Termina atrapando por la variedad de enfoques sonoros que propone, por la abundancia de ideas que encierra y por la voluntad de renovación interna que albergan sus composiciones.
El reparto de roles sigue siendo el mismo, pero los resultados de la interacción creativa entre Jaar y Harrington se antojan distintos. El primero sigue ocupándose del negociado electrónico y de las voces mientras el segundo pulsa las cuerdas de todo tipo de guitarras, pero ahora sus partituras se aproximan más al formato canción, con un mayor desarrollo lírico y un acusado predominio de las texturas orgánicas y acústicas. Se multiplican los recursos expresivos en el apartado rítmico, se subraya el componente pop de algunas composiciones, se depuran las melodías y se integran las abundantes pistas de voz en el entramado armónico de un disco que contiene orfebrería psicodélica de minucioso acabado –déjense hacer por el reflexivo tema titular–, pero también hitos de trance-pop como “Lawmaker” y de folk cósmico como “The Question Is to See It All”.
Aunque resulta atractiva desde el principio, estamos ante una obra compleja en la que se decodifican fuentes de jazz, ambient, rock progresivo y kraut con vocación más conciliadora que rompedora. “Spiral” persigue el difícil equilibrio entre accesibilidad y búsqueda en la zona de avanzada, así que es exigente y reclama atención. Cartografiarlo lleva su tiempo porque el viaje propuesto es largo y en él abundan los desvíos y las rutas inesperadas. Conforme se acumulan las escuchas, crecen las ganas de volver a perderse en canciones de espíritu beatífico como“Only Young”, de sorprenderse tarareando “Liberty Bell” o de arrancarse a bailar mientras suena la infecciosa “The Limit”. ∎