Elle Belga

Es una banda sonora, pero una imprescindible para el sentido final de la obra cinematográfica a la que pertenecen: “Barcos. 12 cartas náuticas”, un documental experimental dirigido por Vicente Domínguez, pero cuya autoría final se reparten justamente de manera equitativa entre este y Elle Belga. Domínguez, además de cineasta, es profesor de Filosofía en la Universidad de Oviedo, y eso se nota en la hondura del mensaje que atesoran sus imágenes. Por ende, lo mismo puede decirse sobre las doce composiciones instrumentales del dúo gijonés, cargadas de profundidad. Sin ellas la película estaría incompleta.

La idea sobre la que se erige la cinta es el concepto de violencia, y cómo cada uno de los doce barcos que navegan frente a la cámara transporta no solo un cargamento material, sino otro tipo de carga inasible que tiene que ver con su historia, con aquello que llevan impreso en sus nombres, en sus lugares de origen, en la piel de quienes han paseado por sus cubiertas. Estas historias a menudo desembocan en sucesos profundamente apegados al horror, a la violencia como forma de expresión. Guiados por este concepto, la música de Elle Belga aquí parece inspirada en una suerte de ambient oscuro que transmite una constante calma tensa.

Como en los inmensos barcos que rompen las olas en los fotogramas de la película, la inspiración industrial impregna prácticamente todo “Barcos. 12 cartas náuticas”, el disco. Teclados intensos (como los que ya aparecían en cortes como “Cantar de siega” o “Belleza insobornable” de su álbum de 2020, “Simetría”), percusión (a veces sugerente, otras abrumadora), samples y sonidos manipulados, guitarra (no siempre presente) y escasas apariciones de voz (en “Poladhe” o “Volga”) constituyen el armazón del disco. La excepción es “Tai”, donde una trompeta taciturna y melancólica es la protagonista, y la pieza que mejor resume el concepto de la obra es la conmovedora “Rojen”.

Quizá se pueda considerar una nota al margen en la discografía del dúo formado por Fany Álvarez y José Luís García (Manta Ray, Viva Las Vegas), y desde luego pillará con el pie cambiado a quienes acudan a él buscando algo similar a canciones como “Increíble amor” o “Todas las cosas” (sus más escuchadas en Spotify), pero “Barcos. 12 cartas náuticas” es un álbum heterogéneo y rico que satisfará a cualquiera que se decida a bucear en él con oídos dispuestos a dejarse sorprender. ∎