Álbum

Enrike Hurtado

20.20Repetidor, 2023

El currículo de Enrike Hurtado Mendieta (Sodupe, 1973) es, fundamentalmente, como docente y divulgador: es (o ha sido) profesor en el Departamento de Artes y Tecnología de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco –donde presentó en 2015 su tesis doctoral “La txalaparta digital. Un análisis de la txalaparta a través del desarrollo de software”– y responsable del programa de música experimental ‘Hotsetan’ en Radio Euskadi y el festival homónimo que tiene lugar en el Azkuna Zentroa de Bilbao (la antigua Alhóndiga Bilbao), pero como músico tiene una interesante carrera en los ámbitos de la música experimental y el llamado arte sonoro, tanto a su nombre o con alias como Azunak y Bazterrak. Probablemente, su trabajo más conocido sea “oMOrruMU baMAt”, un álbum elaborado junto a Ibon Rodríguez García (IbonRG) y publicado hace dos años, en el que se rendía homenaje al escritor y músico txalapartari Joxean Artze.

Procedente de la nutrida escena post-hardcore del País Vasco, Hurtado empezó reformulando algunos de los paradigmas del punk y del noise rock tales como el feedback y la distorsión texturizada, para proyectarlos a través del software experimental, de la improvisación, la música de vanguardia y el arte conceptual, y a principios del siglo XXI comenzó a crear música mediante ordenadores formando parte del colectivo Ixi-Audio.

El disco que ahora ve la luz, “20.20”, se compuso en realidad durante los meses de confinamiento. Sus títulos parecen representar fechas, aunque, si ese es el caso, no guardan una sucesión cronológica o, al menos, no la guarda la versión digital que se puede escuchar en Spotify. Así, “2020 03 22”, el tema más largo, que podría representar la fecha del 22 de marzo de 2020 –es decir, ocho días después de que se decretase nuestro arresto domiciliario–, es el último tema del disco, en vez de ser el primero, puesto que todos los otros títulos representarían fechas posteriores: “2020 04 17”, “2020 04 28”, “2020 06 03” y “2020 09 30”. No parece que se haya establecido ningún tipo de orden más allá del aleatorio en la sucesión de fechas –2ª, 4ª, 3ª, 5ª y 1ª– y sus supuestos significados sonoros, muy diferentes entre sí.

Si nos fijáramos en el hipotético orden cronológico, los casi 23 minutos de duración de “2020 03 22” son los más hipnóticos, como si reflejaran una tensa calma repetitiva, fruto, tal vez, de la incertidumbre de lo desconocido. “2020 04 17” y “2020 04 28”, si significaran 17 y 28 de abril de aquel año aciago, son los más cortos –poco más de un minuto el primero de ellos, y algo más de cuatro el segundo– y los más chirriantes y distorsionados, que uno podría asociar con la crispación provocada sobre el ciudadano, al comprobar que lo que inicialmente se pensaba que iba a ser un breve paréntesis temporal se estaba convirtiendo en un auténtico martirio distópico. “2020 06 03”, 6 de junio de 2020, coincide con el final de las restricciones más severas y el final casi generalizado de la “desescalada” del Primer Estado de Alarma. Es una larga pieza –casi ocho minutos– de texturas cálidas de retroalimentación, y representa, junto con “2020 09 30”, los momentos más ambientalmente melódicos de un disco en el que la sucesión aparentemente al azar de las piezas, en vez de guiarnos por estados de ánimo consecuentes, nos sumerge en un caos que, sin embargo, no parece en absoluto gratuito.

¿En qué se traduce todo esto? En un disco mucho más cercano al ambient que al ruidismo, y mucho más cercano a una sonoridad rockista que al ambient u otras formas de ensoñación como pueda ser el drone y la música de trance… aunque tenga también momentos en que esto último llegue a alcanzarse… ∎

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