Sería inadecuado abordar la crítica del tercer álbum de Escuelas Pías como si se tratase de un artefacto aislado. Este es –de momento, pues parece que hay más canciones grabadas que aún no han visto la luz– el último paso dentro de un proceso que comenzó con sus 4 EPs anteriores, publicados solo en formato digital. “Plantas de exterior”, “Plantas carnívoras”, “Plantas venenosas” y “Plantas alucinógenas” aparecieron entre 2020 y 2021, con cuatro temas cada uno, y un estrambote final en forma de casete, “Mala hierba”, con cuatro canciones más, en enero de este año. La idea inicial era recopilar todo ese material en un álbum, pero, finalmente, el dúo formado por Davis Rodríguez y Cristian Bohórquez decidió encerrarse en el estudio y grabar una docena de temas nuevos, que son los que conforman “Manual para cuidar plantas artificiales”. La maniobra, pues, no se parece tanto a la emprendida por Beach House en “Once Twice Melody” como al concepto de “Los diarios de Petróleo”, de Chucho (2001). No sé si los sevillanos pensaron en esa referencia, aunque posiblemente sí quisiesen hacer un guiño a Surfin’ Bichos con el tema 12 del álbum, “Gente abollada”, que en realidad solo coincide en el título con la canción de los de Albacete.
Tanto los títulos como todas las portadas de los EPs y el álbum, elaboradas por Cristian Pineda, confieren unidad conceptual a este total de 32 canciones, de estilos, tonos y temáticas más dispersas. El dúo sigue tomando como géneros troncales el synthpop y el shoegazing, y sus temas mantienen esa visión tan personal con la que se exploran a sí mismos y a su alrededor, buscando en comportamientos cotidianos el chispazo que incita a plasmarlos envueltos en épica y drama, como harían Marc Almond, Carlos Berlanga o Brett Anderson. De hecho, la de Suede es la referencia que mejor florece en esta serie de trabajos (siempre presente, pero más aplacada en su obra anterior), así como unas guitarras más desatadas e incluso una pulsión bailable en canciones como “Disco astral” y “Fairy Floss”. Prevalece en Escuelas Pías ese sentimiento –en parte, voluntario– de estar fuera de lugar, lejos de cualquier escena, generación o tendencia de moda. Siguen siendo demasiado secretos para lo buenos que son. ∎