Drew Lustman vuelve después de diez años, los transcurridos desde “The Crystal Cowboy” (2015), grabado a su nombre, donde todo empezó para él: Planet Mu, el sello del gran Mike Paradinas, veterano gurú de la IDM que al parecer sigue muy involucrado en todo lo que publica y participa activamente en la secuenciación o el concepto de los álbumes de la marca. Según explicaba Lustman a Philip Sherburne en la recomendable newsletter 'Futurism Restated', suya fue la idea de que este “Neurotica” empezara con “Son Of The Morning”, hard techno de serios brotes acid que no acaba de indicar lo que representa el disco.
¿Ganas de desconcertar? No exactamente. Paradinas lo veía como un precalentamiento para las aún mayores velocidades de un repertorio nacido, según confesión de Lustman, de su flechazo con un corte pop-gabber cazado de casualidad en una story de su amiga Brianna: la fenomenal “Secret”, de Mietze Conte, su canción de un verano 2024 pasado en El Palau d’Anglesola (Lleida) con su chica Carme, la hija de ambos y la familia de la primera. Gracias a ese enganche absurdo, FaltyDL ya no suena inapropiadamente rock, como en el algo discutible “A Nurse To My Patience” (2022); ahora es un proyecto orgullosamente sintético, azucarado e hiperactivo; se mueve sobre todo entre los 185 y los 200 bpm, lo propio del happy hardcore.
La segunda canción del disco, “Don’t Go”, es representativa del giro, aunque todavía se detectan en ella trazas hip hop, un género ya habitual en el que se convirtiera en productor oficial de Mykki Blanco a principios de década. Que esto es un disco (casi) hyperpop queda claro con “Con Air”, por otro lado reminiscente también de las partes más dulces de Burial, a quien Lustman rinde pleitesía desde los días de “Love Is A Liability” (2009); esa forma de usar el spoken word y esos sintetizadores distópicos son puro William Bevan. Las voces aniñadas mandan en un disco a menudo juguetón, luminoso, con reflejos también de Arthur Russell (“Craving You”), el yacht rock (“Breeding”) o unos Télépopmusik de programaciones intrincadas (“I Can Hear It All The Time”).
Por otro lado, el tracklist está salpicado de producciones más lentas, como la (mutante) balada de piano “Chaotic Child”, la medio dub “Trace Your Ground” o una “We Have Everything We Need” en aparente homenaje a Philip Glass. Y mucho después de “Son Of The Morning”, el techno vuelve con una “Speed” de sonido crujiente a más no poder. Es decir, Lustman se ha mostrado esta vez casi demasiado flexible con su propio concepto, lo que resulta en una obra complicada de escuchar de tirón sin sentir que la tierra se mueve bajo tus pies o que tu cabeza se vaya en mil direcciones. O quizá esa era su verdadera intención con el disco, si tenemos en cuenta su título. Sea como sea, es difícil quitarse de encima la sensación de que aquí faltan otros temas cercanos a Mietze Conte y que ciertas partes podrían haberse quedado en un maxi de baile aparte. En este mundo ya vamos sobrados de dispersión y fragmentación. ∎