A pesar de no comulgar en exceso –en absoluto, seamos claros– con la nueva ola de ñoño-pop que se reúne en el local de ensayo para establecer normas de conducta y decidir que nunca tocarán una guitarra acústica en directo porque es “superpretencioso”, hay que rendirse ante el último vástago de la hornada donostiarra. Javier Aramburu (diseñador brillante y egoísta; se ha reservado la joya del año para su CD) e Iñaki Gametxogoikoetxea se muestran sobrados de talento como letristas:
“Nadadora” es ya una cima del pop contemporáneo,
“La noche inventada” es la canción de las mil imágenes, la canción del videoclip imposible. Ingenio y visión de conjunto tampoco les falta: esta suerte de pop tecno-acústico minimalista que roza tangencialmente a Duncan Dhu (
“El bello verano”) y a OBK (
“Como un aviador”) sale aún más reforzado tras el envite. Y a eso se le llama genio.
“Un soplo en el corazón” es una obra exquisita: visualmente (incluso al tacto), en su concepción, producción –los Estudios Vulcano han equilibrado la difícil dicotomía entre melodía y técnica convirtiendo a
Family en una especie de David, si New Order aceptasen ser Goliath– y, claro está, en su composición (¿tanto cuesta imaginar a las Supremes cantando
“Viaje a los sueños polares”?). La voz de Javier es, efectivamente, misteriosa y emocionante, sin edad ni físico imaginable. Javier Aramburu podría ser un androide y las cajas de ritmos, un ramo de rosas, porque con este disco uno pierde la noción de lo humano y lo mecánico, lo escapista y lo terrenal. “Un soplo en el corazón” es un disco para reír y llorar el resto de tu vida. ∎