Álbum

Grouper

ShadeKranky, 2021

La nueva colección de Grouper se abre con uno de los cortes más abrasivos jamás grabados por Liz Harris, “Followed The Ocean”, canción ahogada en ruido estático (y estético), con una voz y una guitarra distorsionadas en forma de murmullo lejano. Hay una melodía folk al fondo, pero muy al fondo, y hacia el final el precioso caos acaba ganando a cualquier idea convencional de música. Incluso más que de costumbre en ella, tratar de discernir las letras es misión imposible.

Pero esta especie de outtake de “Double Negative” (2018) de Low da un poco pistas falsas sobre un lanzamiento que, sin rechazar los esperables equilibrios entre belleza celestial y ruido inasible, presenta a la Harris más clara y relajada en tiempo; un disco “sobre el respiro, y la costa, poética y líricamente”, según dijo la propia artista en nota de prensa.

Si por momentos recuerda al clásico slowcore “Dragging A Dead Deer Up A Hill” (2008), es porque estamos, en gran parte, ante un viaje al pasado: “Shade” reúne temas grabados durante la última década y media, lo que permite desde reconectar con la Grouper de guitarra (y no piano) en ristre hasta asomarse de nuevo a la contundencia de su reciente proyecto Nivhek, particularmente en la citada “Followed The Ocean”.

En la estupenda “Unclean Mind” nos recuerda que un día parecía una heredera todavía más frágil y tímida de Elliott Smith, aunque el añorado trovador habría escrito de forma menos críptica sobre los gozos y las sombras de una relación. Todavía más desnuda suena la canción de amor “Ode To The Blue” (“he estado pensando sobre la forma / en que la luz se pierde en tu pelo”), solo voz, guitarra acústica y algo de ruido de cinta, complementada con un bello videoclip en el que algunos amigos del director Dicky Baht (entre ellos, Julia Holter) se enrollan con sus parejas en el Evergreen Cemetery de Los Ángeles. En la misma tónica de voz casi clara y guitarra cristalina se mueve “Pale Interior”, el ambient folk más sutil imaginable, otra muestra de una fragilidad inimitable.

Hacia la mitad del disco parece más y más claro que “Shade” es un largo EP de rarezas (levemente) disfrazado de álbum. Los orígenes dispersos de los temas son evidentes. “Disordered Minds” suena lejana y abstrusa, como un corte de shoegazing finalmente bailable sonando desde un escenario de festival a un kilómetro de distancia. “The Way Her Hair Falls”, en cambio, es pura intimidad, casi como un boceto de canción que no deberíamos tener permiso de escuchar: está a medio hacer, empieza y acaba y vuelve a empezar, a veces solo para un verso. Igual de delicada pero más acabada suena “Promise”. Para el final queda “Kelso (Blue Sky)”, en la que Grouper suena menos a Grouper, a la soledad entendida como arte de vanguardia, que a seguidora de Mazzy Star. Nada aquí se puede rechazar, pero no busquen tampoco un monumento cohesivo e inapelable a la altura de “Ruins” (2014) y “Grid Of Points” (2018). ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados