Imarhan

Tercer álbum del grupo tuareg Imarhan, tras “Imarhan” (2016) y “Temet” (2018), todos publicados por el sello berlinés City Slang. Una prueba del interés que su música despierta en Europa y Estados Unidos. Recordamos su debut en Barcelona en La 2 de Apolo, en marzo de 2016, justo antes de publicar su primer álbum, en una gira que los llevó a ser teloneros de Kurt Vile, un admirador, como José González, del blues del desierto.

El título “Aboogi” hace referencia al nombre que le han puesto al estudio de grabación que han construido en su ciudad natal de Tamanrasset, en el sur de Argelia, a la manera de las edificaciones de sus ancestros. El quinteto sigue liderado por el guitarra solista y cantante Iyad Moussa Ben Abderahmane, alias Sadam, que en esta ocasión impone a las canciones un mood melancólico, en el que predominan las guitarras acústicas y las voces, aunque tampoco faltan los pasajes eléctricos característicos del assouf, tal como se denomina el blues del desierto en el idioma tamashek de los tuareg.

El aspecto colaborativo en esta ocasión es importante, si tenemos en cuenta que en la grabación participan miembros del grupo Tinariwen, sus padrinos, como Abdallah Ag Alhousseyni, que comparte voces con Sadam en la crepuscular “Tindjatan”, y sobre todo Mohamed Ag Itlal, aka Japonais, que falleció poco después de grabar el segundo single, “Tamiditin”; su delicada salud se intuye en la frágil cavernosidad de una voz que contribuye a hacer de la canción un auténtico lamento, acercándose a la música tradicional tendé. Pero este estilo, que también hace referencia a un tambor reciclado del recipiente de moler cereales, suele ser practicado por las mujeres, cuyas voces y palmas tienen un papel destacado en el tercer single, “Adar Newlan”, el mejor tema, con la participación de Gruff Rhys (Super Furry Animals), que escancia unas estrofas de hermandad en gales, moldeando un atisbo de pop. Rhys colabora también en “Imaslan N’Assouf”, añadiendo coros y una flotante guitarra que realza el tono folk de la melodía.

El primer single, “Achinkad”, abre el disco combinando de manera óptima una introducción acústica y triste con un clímax guitarrero aupado por voces y palmas. El francés Marco Ngoni toca el guembri, el laúd de los gnawas, en “Laouni”, para dejar constancia de la proximidad entre ambas culturas. Otra conexión la ayuda a establecer la cantante y tocadora de oud sudanesa Sulafa Elyas, añadiendo un emotivo lamento en árabe a un “Taghadart” que indice en el mood nocturno e intimista. En el lado opuesto tampoco está nada mal la tersura guitarrera de “Derhan”, en el más puro estilo blues-rock tuareg, refrendada por decisivos coros, femeninos y masculinos. Van a presentar el disco en primavera, en una gira por Europa que pasará por Valencia, Madrid, Sevilla y Alicante, para finalizar de nuevo en Barcelona (La 2, el 11 de abril), en el ciclo Caprichos de Apolo. Allí estaremos. ∎