Álbum

Los Campesinos!

All HellHeart Swells, 2024

Siete largos años han tardado Los Campesinos! en dar continuación a “Sick Scenes” (2017), pero es que durante la grabación de este nuevo disco adoptaron la mejor máxima posible, según contaron en entrevista con ‘The Line Of Best Fit’: “Estará listo cuando esté listo, y estará listo cuando sea bueno”. “All Hell” no es ningún infierno de disco, sino que es bueno, muy bueno: LC! en plenitud de facultades, dedicándose a su emo-indie pop con perseverancia, fiereza e ingenio, buscando hacer algo que dure lo máximo posible.

Si algo bueno tiene la autoedición –este es el primer álbum que no publican en Wichita–, debe ser la falta de fechas tope. Así es como el guitarrista Tom Bromley, también autor de la música, ha podido aportar textura y detalles a las canciones, crear un todo para ser escuchado de principio a fin. O como Gareth David ha podido crear un repertorio sólido como una roca, sin temas de relleno a base de versos huérfanos. Lo mejor que puede decirse de “All Hell” es que pega a la primera, pero no se agota a la tercera, ni la cuarta, ni la quinta.

“The Coin-Op Guillotine” es un comienzo casi engañoso, mecido amablemente sobre chelo, violín y glockenspiel. El ritmo sube con el doble nocaut de “Holy Smoke (2005)”, ya un himno a su más puro estilo eufórico pero melancólico, y una “A Psychic Wound” cuyo estribillo retrotrae al “Don’t Look Back In Anger” de Oasis. Pero la mejor parte del álbum quizá sea la central: la que va del crescendo de “Feast Of Tongues”, con mención incluida al “American Water” (1998) de Silver Jews, a una inspirada delicadeza como “kms”, cantada no por Gareth sino por su hermana Kim; tres escenas desoladoras, un estribillo directo, nada más hace falta. Entre medias suenan “The Order Of The Seasons”, con el plus del saxo de Jon Natchez (The War On Drugs), o la explosiva “Crown Blood; or, Orpheus’ bobbing Head”, en la que LC! dejan entrever su ansiedad sobre cómo les perciben/analizan las nuevas generaciones.

Gareth Paisey solo sabe escribir sobre lo que vive, que es como decir sobre lo que piensa. Sabe cómo coger detalles cotidianos, engrandecerlos y alinearlos en una visión macro del mundo, como hace brillantemente en “A Psychic Wound”, relato de estrés con fondo de capitalismo tardío. También siguen ahí, como es de esperar, los juegos de palabras y las referencias a canciones propias y ajenas; a la altura de “Holy Smoke (2005)”, hace un guiño a un hit de CSS (“Let’s Make Love And Listen To Death From Above”) para comparar un pasado sórdido y excitante con un presente mucho más beige: “Nowadays it’s Live Laugh Love and listen to Death From Above”.

Hace ahora trece años, cuando le entrevisté para ‘El Periódico de Catalunya’, Gareth me aseguró que “todas las mejores canciones hablan sobre el amor y la muerte”. Con la misma idea parece seguir, sobre todo si nos atenemos a un cierre, “Adult Acne Stigmata”, centrado claramente en ambas cosas: “Eres tan guapa, el cielo es azul / Pero los dos sabemos demasiado bien / Que todo es un infierno”. Buena canción, como todas las que la preceden. ∎

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