Reedición

Lou Reed

Hudson River Wind MeditationsLight In The Attic, 2024

Lou Reed (1942-2013) sorprendería con “Lulu” (2011; con Metallica), disco más convencional, comparativamente hablando, que otros álbumes suyos. Cuatro años antes, “Hudson River Wind Meditations” (2007) volvía a romper los esquemas como lo hizo tres décadas antes con “Metal Machine Music” (1975) pero sin tanto impacto mediático. De hecho, se trataba inicialmente de un trabajo compuesto para estricto uso personal, sin el propósito de ser publicado. En cualquier caso, y cada uno a su manera, ambos discos materializan su contribución en solitario al drone atonal. Recordemos que, junto a John Cale, Moe Tucker y Sterling Morrison, había registrado cosas como “Sister Ray” en The Velvet Underground.

Bajo la cuidadosa supervisión de su viuda, Laurie Anderson, el sello norteamericano Light In The Attic viene recuperando durante estas tres últimas temporadas la obra menos conocida de Reed. Mientras aguardamos la salida de un material inédito menos arqueológico que el de “Words And Music, May 1965” (2022), y asumiendo que la casete de doce canciones inéditas –voz y guitarra acústica– que el neoyorquiino escribió inspirándose en el libro “Mi filosofía de A a B y de B a A” (Andy Warhol, 1975) seguirá incomprensiblemente custodiado en el Andy Warhol Museum de Pittsburg, hemos de conformarnos por ahora con la reedición de este álbum con el que no resulta sencillo sintonizar sin los componentes extramusicales que lo rodean, aun encajando a la perfección en la transgresora intencionalidad estética de su autor.

La principal novedad consiste en que sale por vez primera en vinilo –el sello norteamericano de autoayuda Sound True lo editó solo como CD en 2007–, junto a una suculenta dosis de material gráfico adicional –nuevas fotos, textos y entrevistas– y la remasterización de los cortes ahora fracturados en partes (solo los dos primeros, los más extensos e importantes) para su encaje en el doble LP. Son “Move Your Heart”, un oscuro bucle en repetición oscilante de aparente invariabilidad durante su casi media hora de duración, con dos especies de reprises: “Hudson River Wind (Blend The Ambiance)” y “Wind Coda”, donde se aprecia con mayor claridad el viento del río Hudson que Reed grabó con un micrófono colocado en la ventana de su apartamento. Menos amable e igualmente desprovista de edulcoramiento o filigrana de cualquier tipo es “Find Your Note”, cuyo pitido pendular puede acabar trepanando tu cerebro como el más invasivo de los ruidos blancos. El sonido abisal de la meditación según su legendario autor.

Las cuatro pistas –ahora seis si se deciden por el vinilo– fueron escritas para acompañar sus prácticas de yoga y taichí (gimnasia china de coordinación lenta que promueve el equilibrio profundo y la liberación de energía): Música de fondo con sonidos nuevos, ordenados, de naturaleza imprevisible y libres de preconcepciones, con la finalidad de sustituir la cacofonía cotidiana y explorar espacios interiores”, según explicaba. Habría que escarbar en la obra de minimalistas como La Monte Young, Éliane Radigue o en las innumerables réplicas que alumbró la new age para encontrar algo parecido. Piezas que reducen al mínimo, con el máximo efecto posible, los cuatro estratos musicales –timbre, ritmo, melodía y armonía–, especialmente los dos últimos, los más complejos o superiores. Después de una vida de atroz crecimiento en público, Reed decidió reducir el pulso a un mínimo trascendental sin poder evitar su temprana muerte. No se sabe muy bien cómo llegó a los sonidos finales de “Hudson River Wind Meditations”, dicen que trasteando con un Mini Moog Voyager y el viejo feedback de su guitarra eléctrica. ∎

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