Álbum

Lucas Bun

POR EMPEZARYeyo, 2023

¿Ha nacido una estrella? De momento tiene el porte, la imagen, la vestimenta, la voz. Sobre todo, la voz. Un carisma propenso a la diferencia. El regate a lo puramente normativo. También la proyección transversal, porque en el cruce de caminos esencialmente dispares radica su renuencia a la taxonomía fácil: el barcelonés Lucas Bondia (30 años) combina el tacto rugoso de la electrónica cavernosa con el aliento del crooner tradicional; la canción melódica de toda la vida con las sonoridades urbanas; el flamenco con el R&B; los ecos de la copla o el bolero con el Auto-Tune. ¿Cómo se come eso? Pues con un largo de debut que apunta mucho y en muchas direcciones, aunque aún brinde la hechura del talento en crecimiento, todavía (lógicamente) pendiente de encontrar un discurso intransferiblemente propio. Más aún cuando es el clásico primer álbum que agrupa canciones de diferentes hornadas e intenciones.

Gran parte de culpa en su relieve creativo la tiene Julio Reyes, el multipremiado productor colombiano (once Grammy, ocho de ellos latinos, trabajando para Marc Anthony, Ricky Martin, Pablo Alborán o Alejandro Sanz), quien recibió el audio de “CAÍDA DEL CIELO” tras una estancia de Lucas en la Berklee de Boston, con la que este hacía borrón y cuenta nueva respecto a su pasado en la banda (de rock) Octopus. La que aporta el reputado productor es la vertiente más (digamos) tradicional del disco, con el cante flamenco y la guitarra española al servicio de un poema (“Caída del cielo”, escrito por la pareja de su madre) al que él pone música, y también en una “HERMANITA” que se arma sobre un sample de música clásica y un ritmo casi trip hop, y que suena un poco a ese tipo de propuestas que podría presentar España a Eurovisión en el envite por mostrar un resultón cruce de tradición propia y modernidad.

Pero el de Julio Reyes no es el único influjo. Ahí está también, determinante, el periodista Luis Troquel (colaborador de esta casa hasta donde la memoria alcanza) redondeando el círculo del disco al poner letra a su descorche, la inicial “POR EMPEZAR”, y también a su broche, la final “EL TIEMPO ME ESPERARÁ”. Ambas brindan melodrama pop de altos vuelos: con cuerdas, piano y beats, al estilo de un Marc Almond mediterráneo y con treinta años menos. Y también emerge la figura del joven productor catalán Pau Aymí, que a mi entender depara la vis más interesante de entre todo lo que hace Lucas Bun (y parece que es la que más quiere explotar en un futuro): la de la tensa, oscura y tectónica trama electrónica que sostiene “LA MALICIOSA”, en la onda de Arca o ANOHNI, y que mezcla estupendamente con otros cortes que no andan muy lejos. Ya sea en clave de R&B moderno a lo Sen Senra, como “TEMBLOR” o “CICATRICES”, con el ritmo reggaetonero de “SOLLOZANZO”, con la peculiar alucinación lisérgica de “EL GRAN HORIZONTE” o con el trote (nunca mejor dicho: se inspira en su experiencia previa como jinete profesional) sintetizado de una “TONADA DEL IMPOSTOR” que se erige en una suerte de copla digital crepuscular. Mucha tela que cortar en un debut que apunta a artista (muy) singular. ∎

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