Disco destacado

Magdalena Bay

Mercurial WorldLuminelle, 2021

Escuchando las canciones de Magdalena Bay, un pop pluscuamperfecto que explora las fronteras estilísticas, de estribillos refinados, euforia maximalista y estética Y2K, lo más lógico sería pensar que el dúo angelino formado por Mica Tenenbaum y Matthew Lewin llevase media vida en esto del poptismo. Sin embargo, en sus inicios les unió una fascinación por el rock progresivo representado por tótems como King Crimson y Genesis. Hasta que reconectaron en la universidad, no llevaron su proyecto adolescente, Tabula Rasa, a un nuevo estadio espoleados por las posibilidades que ofrecía el género gracias a divas exploradoras del hyperpop como Charli XCX y Grimes.

Su nueva reencarnación, Magdalena Bay, es un proyecto puramente 2021, quizá uno de los que mejor explota las posibilidades de TikTok con unos vídeos de estética vaporwave que ofrece mashups, consejos para prosperar en la industria y una página web que es todo un chute de nostalgia a la época de la blogosfera. Tras cinco años moldeando el pop a su gusto y antojo con pelotazos como “Killshot”, que poco o nada tienen que envidiar a las citadas divas (y también podríamos añadir a Carly Rae Jepsen, toda la tropa PC Music, Róisín Murphy, los añorados Chairlift…), lanzan su álbum de debut. Y lo hacen a través de Luminelle Records, el sello de los mejores prescriptores de pop underground de los últimos diez o quince años, ‘Gorilla vs Bear’, a la vez que una plataforma que nos ha vuelto a hacer creer en la importancia de que una banda escoja bien los aliados editoriales que más y mejor puedan creer en su proyecto.

“Mercurial World” se describe como una abstracta teoría sobre el tiempo –quizá algo de ello tendrá que ver que su primera canción se titula “The End” y la última, “The Beginning”– que explora las grandes preguntas de la humanidad como el destino, la muerte y lo imposible. No es exactamente un álbum conceptual, pero Tenenbaum recuerda con algo de sorna sus inicios prog-rock. “Nos encanta un buen concepto”. El disco, desde luego, es mucho más fácil de digerir que toda esta boutade: pese a sonar algunas veces derivativo de CHVRCHES, M83 o cualquier otro grupo de la década pasada, es pop directo al corazón y a los pies, música para bailar con lágrimas en los ojos, con la clase de canciones que de adolescentes nos hubiesen hecho forrar carpetas y colgar pósteres en la pared. Es un álbum, en definitiva, que hace que te reconcilies de nuevo con el poder de la música.

Si en su día disfrutaste de grupos como Passion Pit o MGMT, y su desvergonzada aproximación al género pop, Magdalena Bay entrarán de lleno en alta rotación de tu plataforma de streaming. Tras la segunda mejor interpolación del “Material Girl” de Madonna –RIP SOPHIE– con la que abren, se van sucediendo hitos con una coherencia estilística y fluidez en la secuenciación y las transiciones realmente pasmosa. “Hysterical Us” es pura psicodelia hipnagógica a medio camino entre Ariel Pink y Tame Impala con unas letras que bordean la paranoia y sugieren una abducción alienígena; “You Lose!” lleva el collage de ideas a los años 90 y sugiere a qué hubiesen sonado Smashing Pumpkins si Grimes estuviese en sus filas (y el ego de Billy Corgan no fuese el mismo); “Dreamcatcher” empieza con un spoken word muy Saint Etienne, tiene un puente que parecen producido por Timbaland y el gusto por la melodía de Pet Shop Boys. Y quizá donde mejor reflejan su obsesión con el cambio del milenio es en la balada R&B “Prophecy”, vivo retrato de Mariah Carey, que, no olvidemos, es una de las cantantes favoritas de Claire Boucher. Si eres poptimista, te va a gustar escapar de la realidad, adentrarte en la madriguera de esta Alicia para alcanzar el mundo mercurial. ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados