Cumplimentada la ficha de esta peculiar artista con alias de película de Dario Argento, tocaría introducirnos un poco en el mundo cabalístico-judío que recupera “Neon Genesis: Soul Into Matter²”, álbum de títulos indescifrables para no iniciados en el que se intercalan lecturas del Zohar, libro explicativo de la Cábala, uno de cuyos fundamentos es la divinidad y la consecuente creatividad de un ser humano –en el origen, sin género–. En parte se trata de una vuelta de tuerca, con la mirada puesta en lo esotérico, a aquellos discos que Aphex Twin o µ-Ziq editaban con títulos que solo ellos sabían interpretar. Rix-Martin les sigue la pista desde su condición hebrea con una serie de cortes que combinan breakbeat, música industrial y un ambient testamentario al que David Tibet y sus oscuros serafines se verían atraídos como las polillas a la lux aeterna.
Estratos culturales y psíquicos como los de “Neon Genesis” resitúan al oyente en un mapa conocido, y lo hacen ampliando lo que algunos llaman “hendidura del trasfondo”. Hasta dónde llega esta en la mente del oyente cuando, movido por la curiosidad, indaga en la del artista y su obra, propósitos y métodos, es algo que depende de la fantasía de cada cual. Lo cierto es que nos encontramos ante un trabajo excelentemente producido, presentado a modo de banda sonora imaginaria –también se inspira en el manga japonés de ciencia ficción adaptado al cine “Ghost In The Shell”–, que te acerca a mundos quizá no tan paradójicos –tecnología y misticismo–, habitado por idiomas extraños, entre Europa, el resonante Oriente Medio y una inquietante matrix de neón. Soberana tontería para aquellos que no conecten, viaje alucinante, gustos musicales aparte, para quienes entiendan que la utilidad tiene su sitio en la vida práctica, y los valores estéticos, el suyo propio: abierto, (re)generativo y fundamental. Adonai para todos. ∎