Y de pronto, milagro. Cayeron las restricciones, resucitaron las salas y Mujeres firmaron una antológica vuelta a la vida en Razzmatazz. Fue en marzo de 2022 y había que verlos. Y vernos. Barra libre de golpes de afecto y estallidos de emoción, comunión total entre público y grupo. Un despiporre, vamos. Lo mismo, por no irnos tan lejos, que hace apenas unos días en el Parc del Fòrum de Barcelona en el Festival·B, donde se merendaron a sus más aventajados pupilos. Porque... ya se sabe: si Carolina Durante es tu nuevo grupo favorito, Mujeres es el de toda la vida. El de siempre. El corredor de fondo solitario que llega a la meta para fundirse en un gigantesco y memorable abrazo con quienes allí esperan.
Se entiende así que la publicación de “Desde flores y entrañas”, el sexto disco de los barceloneses y el tercero desde que se pasaron definitivamente al castellano en formato trío, se haya convertido en el pequeño gran acontecimiento del otoño indie “made in Spain”. Un hito que Yago Alcover, Pol Rodellar y Arnau Sanz se han encargado de mimar y anticipar con singles ejemplares como “No puedo más” y “Si piensas en mí”, presentaciones especiales en Madrid y Barcelona, y la puesta en marcha de El Club de los Sentimientos, consultorio sentimental que derriba definitivamente la cuarta pared y estrecha lazos con sus seguidores.
“En El Club de los Sentimientos se avecina un desastre, una gloriosa debacle, un estallido que hará retumbar todo ese espacio al que llamamos hogar”, cantan ahora los catalanes desde las tripas hechas corazón de un disco con el que hacen cima y plantan bandera. Ahí ondea, en lo alto, el pendón de Mujeres; un festín de punk febril, pop despendolado y garage trotón reforzado en sus flancos por baladas inflamadas y guiños experimentales. Los Brincos y Ramones. Guided By Voices y The Ronettes. Veronica Falls y Los Saicos. Séptimo Sello y Diseño. Las guitarras atropelladas y el órgano Bontempi, cordón umbilical que conecta “Desde flores y entrañas” y “Al final abrazos”, mano a mano con Cariño que cerraba el EP “Rock y amistad” (2021).
Todo lo andado, parecen decir, todas las idas y venidas desde “Marathon” (2015) a “Siento muerte” (2020) y desde “Aquellos ojos” (2014) a “Romance romántico” (2019), era camino para llegar hasta aquí. “Hemos intentado reflexionar sobre las emociones que nos afloran en una realidad que cada vez nos resulta más incomprensible; sobre la dificultad de abrazar y expresar los sentimientos derivados de corroborar que nuestros cuerpos y mentalidades se van desgastando y erosionando de forma irrefrenable en un mundo cambiante”, anuncian desde las notas interiores de un doble LP (17 canciones a 45 rpm) atravesado por el fantasma danzante de la ansiedad y ungido en el descoloque propio de una edad en la que ya no se es joven ni se acaba de ser mayor; el desconcierto vital de “ver el tiempo pasar sin encontrar nuestro lugar”, que cantan en “Diciendo que me quieres”.
Así que a las penas puñalás, coros airados y estribillos bañados en Loctite: si “Siento muerte”, con esos himnos que se crecen una barbaridad en directo, fue su banda sonora del fin del mundo; “Desde flores y entrañas” sublima la fórmula Mujeres y la madura entre voces siempre cambiantes, imaginativas líneas de bajo y baterías al galope. Un nuevo escudo de fuerza para protegerse de los golpes de la vida y devolverlos convertidos en arrebatados himnos de guerra: las guitarras flamígeras y los cuerpos agotados de “Solamente es brutal”; el ímpetu garagero (quiebro 2 Tone incluido) de “La emoción y los sentidos”; el asomarse a “Un sentimiento importante” (2017) con todo lo aprendido desde entonces de “Por lo visto ya da igual”; el pop elástico y deslumbrante de “Una pasión concreta”...
Sobrados de himnos (“No puedo más”, “Si piensas en mí” y “Diciendo que me quieres” forman un tridente infalible) pero también de profundidad, salen desbocados del toril con “Las victorias y derrotas” (“nada va a cambiar, ni un asomo de oportunidades”, cantan a toda velocidad) y ya no hay quien les pare los pies. Clavan el estribillo despendolado marca de la casa (“Se avecina una herida”, “Una consecuencia extraña”, “Doblemente mal”), brillan en las distancias cortas del pop más atmosférico y reposado (“Cuando lágrimas arden”, “Horizontal en llamas”), le dan un revolcón a su faceta más sixties (deliciosa “Temporal sentimental”), le hacen un puente al psycho-rock ochentero (“Se contempla una opción”) y, maravilla, se transforman en Mujeres & Mary Chain en la fabulosa “Estadillo sin cambios”, puro bellodrama pop con coros philspectorianos, borrachera de feedback y el bajo como toma de tierra.
“Desde flores y entrañas cantaré, centrándome en lo que ahora es”, resumen en “Horizontal en llamas”, tema que desconcertó a más de uno cuando la publicaron como primer adelanto del disco pero que cobra todo el sentido del mundo como despedida y cierre de “Desde flores y entrañas”; como cabina de descompresión de un disco física y emocionalmente arrollador. De un álbum hecho de flores, entrañas y canciones que, ya lo decían aquellos, no son solo canciones. ∎