Mustafa Ahmed es un veinteañero de raíces sudanesas que ha crecido en Regent Park, el primer barrio de vivienda social erigido en Toronto, cerca del centro histórico. El abandono institucional y la ausencia de expectativas para una población con escasos recursos económicos han sistematizado los problemas de integración de la zona durante décadas. Sus residentes –ciudadanos en uno de los países con mayor Índice de Desarrollo Humano– han vivido a pocas manzanas del distrito financiero, pero han tenido que lidiar con la pobreza, la marginalidad, la segregación y la violencia. La remodelación de esa vasta superficie –no solo fue el primero, también es el más grande– activó un previsible proceso de gentrificación que ha acentuado la desigualdad y ha diluido las pocas esperanzas de mejora para los nativos.
Mustafa sabe de pérdida y de dificultades. En el cortometraje “Remember Me, Toronto” (2019), convocó a artistas de distintas comunidades de la ciudad –entre ellos, algún colega de la posse Halal Gang, a la que ha estado vinculado desde siempre– para denunciar el imparable aumento de muertes violentas en la misma. La nómina de raperos asesinados en Canadá durante el presente siglo es solo la punta del lúgubre iceberg contra el que se estrellan cada día los vecinos y amigos de este poeta callejero reconvertido en cantautor folk bajo el magistral influjo de Richie Havens, Joni Mitchell o Cat Stevens.
De entrada puede sorprender que un novato entregue este debut tan conseguido, aunque los créditos confirman que Mustafa –quien se dio a conocer en el ámbito musical colaborando en la composición de canciones para Camila Cabello, The Weeknd o Shawn Mendes– camina muy bien acompañado. James Blake, Jamie xx y Frank Dukes se reparten la producción de un álbum que se pasa en un suspiro –ocho canciones en 23 minutos–, pero que deja huella. El escritor, cantante y cineasta cede el primer plano de la portada al difunto rapero Smoke Dawg, a quien recuerda en“Come Back” acompañado al piano por Blake. La dulce voz de Ahmed también se lamenta por “Ali”, otro amigo de Regent Park, tiroteado antes de cumplir los veinte. “The Hearse” destaca por el contrapunto entre la tierna melodía y un severo discurso que interioriza la nihilista lógica de sangre y venganza que impera entre las bandas. Y “Stay Alive” recorre el camino inverso, alejándose del interminable cortejo fúnebre, para administrar algo de esperanza y de cordura entre ensoñadores arpegios de acústica. Poco antes de terminar, a la altura de “What About Heaven?”, Mustafa pisa el acelerador de las emociones en un ejercicio introspectivo nada complaciente. Sus preguntas quedan sin respuesta, pero la conmoción perdura. ∎