Álbum

Nite Jewel

No SunGloriette, 2021

Quizá tendremos que liberar las rupturas de ese estigma, de esas connotaciones negativas, porque, al menos en la música, usualmente se han traducido en grandes estallidos creativos. Todo pasa por algún motivo, o eso dicen, así que su matrimonio de doce años quizá tuvo que disolverse en 2018 para que ella empezase a estudiar un doctorado de Musicología en la prestigiosa UCLA, y luego crease su álbum más ambicioso y maduro hasta la fecha. “No Sun”, además, es mucho más que un disco de ruptura estándar, y es que Ramona Gonzalez investigó sobre los rituales de lamento de las mujeres de la Antigua Grecia, y cómo estas empleaban sus voces como una herramienta para expresar, en comunión, el dolor personal y las más turbulentas emociones.

Gonzalez, que en el pasado había llevado su pop electrónico de dormitorio a terrenos R&B (véase el muy Janet “Real High” de 2017) o electro-funk (sus colaboraciones con Dâm-Funk son oro musical), siempre ha aportado a sus canciones una cierta aura academicista, pero nunca de una manera tan consagrada como ahora. Convertida en plañidera, en recipiente de todo el dolor femenino, y respondiendo a preguntas como “¿Qué significa ser doliente profesional?” en el contexto de las divas pop contemporáneas, Nite Jewel curiosamente da con un trabajo libre de ganchos comerciales y huérfano de beats. En su lugar, “No Sun” le sirve para encontrar un nuevo amor (en la música, claro) y para darse cuenta, por fin, de que su voz no podía quedar relegada a un mero mood, sino que esta debía ocupar un primer plano, llenar los altavoces.

Esto solo es posible, claro, gracias a unas letras que se sumergen en lo más profundo de su psique para permitirle soltar todo ese dolor que se le agarra a las entrañas. Nunca resulta tan evidente como en ese torbellino de emociones que es su reapropiación del “When There Is No Sun” de Sun Ra. O cómo decir mucho con tan poco. También es un monumento de música coral y un inesperado acercamiento al free jazz la inicial “Anymore”, una presentación en la que Ramona pone todas las cartas sobre la mesa tanto en lo musical como en lo lírico: “Me pregunto si me llevé tu vida / Porque parece que tú te llevaste la mía / No sirve de nada ahora llorar / Tú tienes la tuya y yo la mía”. En los primeros compases del disco pareciese como si Nite Jewel llevase un año sin salir del dormitorio lamiéndose las heridas, pero poco a poco las canciones la van llevando de puertas afuera.

En este eterno mar de oscuridad también caben números como la instrumental#14”, un espejo al alma de Gonzalez en forma de nebulosa ambient de sintetizadores Rhodes y bajo. Y es que instrumentalmente también rinde un disco que está lleno de ese gusto por las texturas, sonidos y matices tan propios de Jewel. Si te llama la atención ese sinte al inicio de “Show Me What You Are Made Of” y te preguntas si detrás del mismo está Julia Holter, acertarás. Y en “To Feel It”, una oda a la rutina diaria en la que cada nimiedad te recuerda el amor perdido, hermana a la perfección sus pulsiones electro-funk con las R&B. ∎

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